El presidente Chaves califica de milagroso el rendimiento de la economía costarricense durante el 2023.
Dado que un milagro es un hecho no explicable por las leyes naturales, atribuido a una intervención sobrenatural de origen divino, entonces, don Rodrigo tiene algo de razón.
La economía costarricense ha experimentado un elevado crecimiento de la producción y una muy baja inflación (deflación, de hecho). En estos dos aspectos, somos “campeones mundiales”, dice don Rodrigo.
Ciertamente es difícil explicar cómo hace Costa Rica para crecer fuertemente y tener la inflación tan baja en un contexto mundial en que muchos países, especialmente los más desarrollados, están en estanflación —bajo crecimiento con alta inflación—.
Aún más difícil de explicar es porque el gobierno ha hecho muy poco para reactivar la economía. Es más el tiempo que pasa en pleitos con todo tipo de actores políticos que buscando cómo mejorar las condiciones para que personas y empresas puedan generar más producción y empleos.
La inflación del 2023 bajó tan rápido como cuando subió en el 2022. Como si una “fuerza divina”, y no la política monetaria, estuviera moviendo los precios.
Pero, en realidad, sí hay una explicación racional a lo que está sucediendo. La economía crece por la gran cantidad de dinero que ingresa del extranjero. Por el flujo de inversión extranjera, dirigida a empresas en zona franca y a la compra de bienes raíces, y por el auge de exportación de servicios (turismo y centros de negocios). Esto genera mucho crecimiento, principalmente, en zonas francas y en construcción.
Todo ese flujo de divisas ha apreciado el colón, lo que abarata las importaciones y ayuda a que la inflación baje.
Ese auge se fundamenta en la buena imagen que Costa Rica tiene en el exterior: por el esquema de protección ambiental, por la estabilidad institucional democrática, por la seguridad ciudadana, por la estabilidad económica y por ser amigos, políticamente, de Estados Unidos. Los extranjeros ven en Costa Rica un buen lugar para invertir y visitar.
Por eso, cuando vemos al gobierno con intención de dar marcha atrás en protección ambiental, con amenazas a la libertad de prensa y con acciones contrarias al sistema institucional del país, sumado a un deterioro significativo en la seguridad ciudadana, sí que parece un milagro que aún nos consideren un país atractivo para invertir y visitar.
El autor es economista.