No solo el hambre y la pobreza pesan en la decisión de un joven para abandonar sus estudios. De acuerdo con un reportaje de la periodista Amy Ross, del lunes pasado, concurren otras razones para que un joven decida dejar las aulas. Figuran, por ejemplo, la falta de apoyo de los docentes, el medio de transporte y el género. Por ello, los expertos sugieren, según el Cuarto Informe Estado de la Educación , agregar otras causas para explicar este fenómeno.
Esta investigación abarcó a 225 adolescentes que dejaron la escuela en San Carlos y Limón, e identificó cuatro grupos con una causa común para abandonar el colegio. Se trata de los alumnos “insatisfechos”, los “pobres” que abandonaron el colegio por causas sociales y bajo rendimiento, y las “mujeres”, que dejaron las clases por razones ligadas al género. Según expresó la directora del Estado de la Educación , Isabel Román, los resultados de este estudio no constituyen un grupo homogéneo.
El año pasado, el programa Avancemos otorgó ¢48.750 millones en subsidios a 145.000 colegiales. En la encuesta de Hogares, un 30% expresó que no le interesaba estudiar porque el docente no usa estrategias atractivas. En el 2012, la deserción en secundaria ascendió a unos 38.000 estudiantes y la probabilidad de desertar es tres veces mayor para un alumno de algún grado de primaria que para uno que no lo hizo. Leonardo Garnier, ministro de Educación, negó que la estrategia contra este problema dependa solo de Avancemos y resaltó otros esfuerzos como las becas de transportes, reformas de evaluación, arrastre de materias y la promoción de la convivencia.
Garnier resaltó también la aplicación del programa Proeduca, que, con fondos del MEP y de la Unión Europea, pretende combatir la exclusión en los 80 colegios más problemáticos del país. La más alta deserción ocurre durante el mes de julio cuando 1 de cada 4 jóvenes deja el colegio. Los niveles educativos en los cuales se da una mayor expulsión del centro educativo son séptimo y octavo.
Como se nota por los datos transcritos, en este reportaje y en otros, existe una gran confusión en el país entre los datos que suministra el Ministerio de Educación Pública y los que aportan otras agencias particulares. Obviamente, estas diferencias perjudican una visión clara del sistema educativo, pues, al parecer, intervienen diversos intereses, puntos de vista y hasta contradicciones.
En los últimos años se han publicado, asimismo, una serie de estudios y análisis sobre la educación costarricense, algunos de mucha valía. Con todo, quizá por el desorden imperante, no se ha logrado mantener una línea congruente con los grandes cambios que el país necesita. Pareciera, entonces, que este es el gran tema en nuestro país. El tema de los temas.