El apoyo que dan nueve diputados del Partido Progreso Social Democrático (PPSD) al recién creado Aquí Costa Rica Manda (ACRM) podría ser el inicio de cambios estructurales de envergadura en nuestro sistema político.
Primero, hay que entender que nuestra democracia está diseñada para que la participación de los ciudadanos sea a través de los partidos políticos. Por medio de ellos, los ciudadanos se ponen de acuerdo alrededor de unos principios básicos y una ideología para canalizar sus intereses y llegar al poder.
Segundo, y particularmente para las elecciones de diputados, regidores y síndicos municipales, los costarricenses votamos por una lista de candidatos de un partido. No es un voto directo por un aspirante en particular.
Pero, una vez pasadas las elecciones, la influencia de los partidos se diluye. Hay diputados, por ejemplo, que renuncian a su fracción y se declaran independientes. Y, ahora, esos nueve diputados, que sin renunciar al partido que los eligió, le dan el apoyo a otro partido.
Aunque los ciudadanos hayamos votado por los candidatos de un partido, los que llegan a la Asamblea no tienen por qué seguir siendo fieles a esa agrupación. Pero, curiosamente, si alguno renuncia a la curul, quien lo sustituye es el que sigue en la lista del partido.
La diputada Pilar Cisneros, jefa de fracción del PPSD (¿aún?), argumenta que el nuevo partido ACRM es el que refleja mejor el proyecto político del presidente Chaves, y que la gente que votó por los diputados del PPSD, en realidad lo hicieron porque votaban por Chaves, no por el partido.
Lo que está diciendo doña Pilar, palabras más, palabras menos, es que los partidos políticos se acomodan a la voluntad del candidato, en lugar de que los partidos sean el instrumento para que los ciudadanos se pongan de acuerdo.
Si eso es así, ¿habrá que cambiar nuestro sistema político-electoral para permitir la elección de candidatos sin que medie ningún partido político? ¿Habrá que pasar a la votación directa de candidatos, sin listas? ¿Habrá que abandonar el ideal de la democracia? ¿Por cuál otro sistema?
Las respuestas no son sencillas. No hay alternativa perfecta. Dicen por ahí que la democracia es el peor sistema de gobierno, excepto por todos los demás que se han inventado. Esto no significa que no pueda mejorarse con el fin de buscar un mayor bienestar para todos.
El autor es economista.