¿Quién debería pagar la reconstrucción de posguerra de Ucrania? Poco después de la invasión rusa, junto con mis coautores, consideramos que costaría aproximadamente entre $200.000 y $500.000 millones reconstruir el país, e instamos a Europa a encabezar el esfuerzo de recuperación.
Después de más de 500 días de muerte y destrucción, los costos calculados probablemente se hayan duplicado, cuando menos. En consecuencia, la necesidad de que Europa intervenga y asuma una responsabilidad se ha vuelto cada vez más urgente.
Si bien Estados Unidos también está profundamente involucrado en el futuro de Ucrania, como ha demostrado su gigantesco apoyo económico y militar al país, existen varias razones por las cuales Europa debe tomar la delantera en cuanto a la coordinación y financiamiento de la recuperación de posguerra del país.
En primer lugar, los intereses de Europa están más estrechamente alineados con los de Ucrania. Si bien Estados Unidos se benefició enormemente con la caída del Muro de Berlín en 1989, los beneficios que obtuvieron los países europeos fueron mucho mayores.
De la misma manera, Europa tiene más que perder con un retorno a las condiciones previas a la guerra, para no mencionar con la creciente amenaza de una escalada nuclear.
En segundo lugar, los europeos deben tomar conciencia de que, aun si el apoyo militar norteamericano para Europa y Ucrania siguiera intacto luego de la elección presidencial del 2024 —un gran “si”, dado el estado actual de la política norteamericana—, el entusiasmo de Estados Unidos por un apoyo financiero a largo plazo probablemente se desvanezca, más allá del resultado.
Tanto los demócratas como los republicanos cada vez más adoptan posturas populistas, y los populistas de hoy se centran esencialmente en cuestiones domésticas. Poco les preocupa el resto del mundo.
En tercer lugar, la Unión Europea ya le ha otorgado a Ucrania la condición de candidato, reconociendo así que el país es parte integral de Europa y que debería formar parte del bloque. Dado que Ucrania muy probablemente requiera una asistencia técnica sustancial para mejorar sus estándares de gobernanza y cumplir con los requisitos para un acceso, la Unión Europea debe hacer todo lo posible para acelerar este proceso.
Gasto militar
Asimismo, los países europeos han venido aprovechando el gasto militar de Estados Unidos durante décadas. Hoy día, Estados Unidos gasta dos veces más que los Estados miembros de la UE en defensa nacional como porcentaje del PIB. Si Estados Unidos pudiera reducir su presupuesto militar a niveles europeos, se ahorraría aproximadamente $400.000 millones al año.
Por el contrario, si Europa aumentara el gasto a los niveles de Estados Unidos, estaría gastando al menos $300.000 millones más al año, lo que fácilmente bastaría para pagar la reconstrucción de Ucrania y mucho más. Esta cantidad cubriría con creces la porción que le corresponde a la UE de la reconstrucción de posguerra de Ucrania.
Por supuesto, no podemos más que especular si el presidente ruso, Vladímir Putin, se habría abstenido de atacar a Ucrania si Europa hubiera incrementado sus capacidades defensivas. Pero un informe de la Asamblea Nacional de Francia en febrero, que sugiere que el país agotaría sus municiones existentes en el lapso de semanas en caso de un conflicto armado intenso, no inspira mucha confianza en la preparación militar de los países europeos.
Si bien el presidente francés, Emmanuel Macron, ha tomado medidas para aumentar el gasto en defensa, estas medidas simplemente buscan cumplir con el umbral de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) del 2 % del PIB.
¿Por qué Europa gasta tanto menos en su propia defensa que Estados Unidos? En su documento brillante de 1966 titulado “Una teoría económica de las alianzas”, los economistas Mancur Olson y Richard Zeckhauser sostenían que los países más grandes suelen asumir un porcentaje desproporcionado de los costos asociados con acciones que sirven al bien común.
Las contribuciones insignificantes de los miembros más pequeños de la OTAN son un ejemplo. Un país como Canadá, por ejemplo, gasta solo el 1,3 % del PIB en defensa porque sabe que Estados Unidos cargará con gran parte de la carga, haciendo que las fluctuaciones en su modesto presupuesto de defensa se tornen relativamente insignificantes.
Empresa gigantesca
Esta teoría dista mucho de ser perfecta: como han demostrado los incendios forestales sin precedentes de este verano, el gobierno canadiense tampoco quiere gastar demasiado en combatir los incendios forestales; sin embargo, ofrece una perspectiva de por qué Estados Unidos muchas veces termina pagando la cuenta por las necesidades de defensa nacional de otros países.
De todos modos, un informe reciente del Instituto Kiel para la Economía Mundial subrayó lo poco que algunos países europeos, como Francia, Italia y España, han contribuido al esfuerzo bélico ucraniano. Si bien la Unión Europea recientemente ha prometido entregarle a Ucrania 50.000 millones de euros adicionales de aquí al 2027, solo un tercio de esta suma se otorgará en forma de subsidios directos. El resto se entregará como préstamos que Ucrania muy probablemente no podrá pagar.
Sin duda, la reconstrucción de Ucrania es una empresa gigantesca y costosa cuyo éxito dependerá de muchos factores, entre ellos el propio compromiso de Ucrania de implementar las reformas económicas necesarias. Pero los países europeos deben asumir su responsabilidad histórica de liderar este esfuerzo, aunque esto signifique una mayor deuda y un crecimiento más lento para sus propias economías en el futuro.
Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, es profesor de Economía y Política Pública en la Universidad de Harvard.
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