El especialista en cuidados intensivos Marco Vinicio Boza ganó prestigio durante los terribles meses de la pandemia. Su inclinación humanitaria, la serenidad de su voz y sus atinados consejos calzaban a la perfección con el momento. Como vocero de los médicos apostados en la primera fila de la lucha contra la covid-19 y su también heroico personal de apoyo, Boza se ganó la confianza y el afecto de decenas de miles de costarricenses que nunca lo conocieron personalmente.
Eso lo convirtió, también, en la víctima ideal de un embuste construido mediante inteligencia artificial para hacerlo pasar por promotor de un medicamento milagroso contra los coágulos cerebrales. La imagen y la voz del médico recomendaban el uso de cardinol con tanta autoridad que personas allegadas a él cayeron en el engaño y lo llamaron para preguntar dónde comprar el medicamento.
Boza nunca había escuchado hablar del fármaco. El cardinol no existe y el nombre más parecido corresponde a un medicamento de uso veterinario. “No podía creer lo que estaba viendo, en verdad era yo”, dijo el médico, impresionado por la verosimilitud del video donde aparece también la periodista Jennifer Segura, como si lo estuviera entrevistando.
Hasta donde se sabe, la falsificación es una broma, pero bien podría tener motivaciones siniestras. Las declaraciones de un médico de prestigio pueden llevar a un incauto a comprar el “medicamento”. En ese caso, el riesgo para la billetera apenas se compara con el peligro para la salud.
Visto con detenimiento, el video ofrece claves del embuste. La falta de sincronía entre el movimiento de labios y el sonido de las palabras se hace evidente para una mirada más cuidadosa, pero la tecnología es apenas incipiente y avanza a velocidad de vértigo. Las herramientas del engaño están disponibles a bajo precio y son capaces de armar todo un discurso a partir de una pequeña muestra de voz. Con el tiempo, las imperfecciones delatoras irán desapareciendo.
Ningún ámbito del quehacer humano está a salvo. Si nada puede darse por cierto, la mentira tiene las puertas abiertas. Las implicaciones para la sociedad democrática y sus instituciones pueden ser definitivas. Se nos viene encima una tormenta devastadora y no siempre podemos acudir a los mecanismos de respuesta habituales. Contar con el gobierno es una quimera cuando las autoridades, como ocurre en tantos países, deben el poder al engaño y hasta presumen de su maestría para ejecutarlo.
Laboró en la revista Rumbo, La Nación y Al Día, del cual fue director cinco años. Regresó a La Nación en el 2002 para ocupar la jefatura de redacción. En el 2014 asumió la Edición General de GN Medios y la Dirección de La Nación. Abogado de la Universidad de Costa Rica y Máster en Periodismo por la Universidad de Columbia, en Nueva York.
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