La colocación de eurobonos del gobierno fue un éxito. Se presentaron ofertas por el triple de los $1.500 millones que estaban autorizados.
La disciplina fiscal del gobierno, siguiendo la ruta de estabilización de deuda de la administración anterior, ha ayudado a que mejore la calificación de Costa Rica y, por ende, que baje la prima de riesgo que piden los inversionistas por comprar bonos costarricenses. También, a que la colocación fuera a un plazo muy largo (30 años), lo que da un pequeño respiro al flujo de caja estatal.
La tasa de interés a la que se colocó es más alta que la de las anteriores emisiones de eurobonos, dada la fuerte alza de las tasas internacionales. Esto significa que el país terminará pagando más dinero en intereses.
Aun así, es claro que la emisión es, financieramente, una buena estrategia. Dado que seguimos teniendo un déficit fiscal, que nos obliga a seguir recurriendo a deuda, captar dinero del exterior quita mucha presión al mercado interno. Las tasas de interés en colones no tienen que subir tanto y la disponibilidad de crédito no se estruja mucho.
Sin embargo, la emisión de eurobonos también podría tener un impacto negativo en la economía, al presionar la apreciación del colón. Aunque el gobierno utilice el dinero para pagar deudas viejas en dólares, la realidad es que si no tuviera los eurobonos, tendría que salir a comprar los dólares y, consecuentemente, presionaría que el colón más bien se deprecie.
Los productores locales están en grandes dificultades, pues tienen que competir con importaciones cada vez más baratas. Si el colón se aprecia más, la pérdida de competitividad sería aún mayor.
A menos que los productores logren aumentos significativos en su productividad, para compensar la apreciación, muchos desaparecerán. En este caso, los dólares para pagar los eurobonos en el futuro saldrán muy caros.
Cuando un país recibe un flujo de dinero del exterior tan abundante como el que está ingresando ahora —por los eurobonos, los préstamos de organismos internacionales, la inversión extranjera, el alza en las exportaciones del régimen de zona franca—, lo más sano es que el Banco Central aumente sus reservas internacionales y permita una ligera depreciación del colón.
Que haga como José, el de la Biblia, guardar en tiempos de vacas gordas para cuando vengan las vacas flacas.
El autor es economista.