Los colores blanco, azul y rojo se lucirán todavía más este 15 de setiembre, cuando Costa Rica celebre los 200 años de vida independiente. Aunque la pandemia impedirá sacar los faroles y silenciará las bandas estudiantiles, esta fecha tan especial quedará grabada en los corazones de la mayoría de nuestra generación.
Porque, más allá de los deslumbrantes desfiles y decoración de los edificios públicos con guirnaldas, el amor por el terruño lo demostramos también día tras día con nuestros actos.
Hace patria quien trabaja con honradez. Hace patria quien ayuda al prójimo. Hace patria quien lucha por el bienestar de los demás. Hace patria quien ejerce la paz y la democracia.
Si uno mira hacia atrás, cae en la cuenta de que no ha sido fácil llegar al bicentenario. Y si uno mira hacia delante, comprende que todavía nos falta mucho camino por andar.
Nuestros antepasados tuvieron la visión de apostar por la educación, la justicia y la solidaridad con el propósito de forjar un país de oportunidades. Ahora nos corresponde a nosotros tomar la antorcha para impulsar los cambios que nos exigen nuestros tiempos.
Los errores y los aciertos del pasado deben servirnos de lección para decidirnos, con valentía y disciplina, a romper las cadenas que impiden a muchas familias disfrutar una buena calidad de vida.
Este es, sin duda, un momento crucial en el que la historia nos obliga a observar más allá de nuestros intereses particulares o de clan. Combatir la desigualdad, el desempleo, la violencia, la descriminación, la corrupción y la inacción debe estar en la lista de deberes de los tomadores de decisiones.
Pero los ciudadanos también debemos cumplir la tarea que se nos encomienda. En el metro cuadrado de cada uno, estamos llamados a ser dignos representantes de los mejores valores de la idiosincrasia costarricense.
Esa es la mejor forma de honrar a los hombres y mujeres que construyeron nuestra nación. En vísperas de esta gran efeméride nacional, un sentimiento cálido comienza a regocijar el espíritu y nos erizamos al compás de nuestro emblemático «¡Vivan siempre el trabajo y la paz!».
Tiene amplia experiencia en la cobertura de temas políticos y sociales. Hasta el 2009 se desempeñó como editor de la sección de Sociedad y Servicios. Es licenciado en Periodismo por la UCR. Recibió el premio de La Nación como "Redactor del año" en 1999.
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