Cuatro recientes homicidios, uno en París y tres en Lyon, mantienen a la Policía y al presidente Macron como blancos preferentes de las críticas de la prensa y de protestas populares por el pobre manejo de la información y la investigación sobre los hechos.
El público demanda cambios legislativos y administrativos, que consideran esenciales para poner freno a la cadena de sucesos fatales.
El 18 de octubre el profesor Samuel Paty, de 47 años, se dirigía a su hogar tras la jornada usual.
En esos días, había atraído atención en la prensa por mostrar a sus alumnos, con edades entre los 12 y 14 años, dos caricaturas de Mahoma, publicadas por la revista satírica Charlie Hebdo en el 2015, edición que originó en aquel entonces la venganza de un grupo de yihadistas, quienes mataron a 11 miembros de la redacción y administración de la revista en París.
Padres de los estudiantes habían testimoniado la objetividad del maestro en sus exposiciones sobre la libertad de prensa; sin embargo, poco después, Paty fue decapitado por un hombre oriundo de Chechenia. La piedad y los atenuantes de nada valieron ante el frenesí de venganza del o los asesinos islamistas.
El viernes otro joven islamista, el tunecino Brahim Aioussaoi, de 21 años, cambió su indumentaria en la estación ferroviaria en Lyon, adonde había arribado la noche previa, se dirigió a la basílica de Notre Dame, ingresó y degolló a una mujer de 60 años que recién había terminado sus oraciones.
Utilizó un cuchillo de siete pulgadas con el cual atacó también a un hombre de 55 años, que iba de salida, e hirió de muerte a otra mujer, de 45 años, que intentaba refugiarse en un restaurante al otro lado de la calle.
Cuando arribó la Policía, el sospechoso se acercó y gritó “Alá es grande” antes de ser acribillado. ¿Qué seguirá en esta carrera ascendente de homicidas calenturientos?
Precisamente, para atender estas interrogantes, dirigentes de las diferentes religiones con sedes en Francia se reunieron el domingo en París para orar por la paz y la conciliación entre corrientes de fe.
El lunes en la madrugada hubo otro ataque de extremistas islámicos en Viena, Austria. Su blanco eran jóvenes que comentaban en los cafés y bares las nuevas medidas restrictivas por la pandemia. En esta acometida terrorista fallecieron cuatro personas y hay 14 heridos de gravedad.