Revisando algunos papeles viejos me encontré con un artículo que escribí hará unos años, lo leí y releí, y me pareció guardar una sorprendente actualidad.
Versa sobre uno de mis autores predilectos: Albert Camus. Así que decidí hacerle unos apuntes de actualización y aquí lo comparto con mis estimables lectores. Aclaro que, he sentido en lo que escribí, una auténtica lección vivencial de política y filosofía. Si les agrada, es mérito del maestro Camus, si no, es que yo fallé en transmitir debidamente sus ideas.
Albert Camus, a todas luces, es uno de los más leídos y célebres escritores, filósofos y polemistas franceses. Nació en la Argelia colonial, en 1913 y, trágicamente falleció en un accidente vehicular, en París, el 4 de enero de 1960, a los 46 años.
En 1947, se publicó su novela La peste, la cual ha sido un éxito en ventas este año, coincidiendo con la propagación de la covid-19.
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Es una historia sobre un poblado costanero argelino que estaba preso de una misteriosa epidemia. Aunque el libro es mucho más que un simple relato sobre la enfermedad; es una meditación compleja sobre la condición humana y las obligaciones que todos tenemos con nuestros semejantes.
El tema es aún más complicado por su falta de sentido. Camus reconoce esa carencia y califica a nuestro mundo de absurdo, pues se necesita mirar más allá. El autor asegura que existen incesantes injusticias que desafían nuestras esperanzas.
La peste evoca la sombra del autoritarismo que resurgiría en nuestra época, antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Según uno de sus biógrafos, Olivier Todd, Camus empezó a escribir la historia en medio de esa tragedia armada, cuando estuvo involucrado en la resistencia francesa.
La novela se publicó dos años después de finalizada esa guerra y se llegó a interpretar como una representación y explicación del advenimiento del Tercer Reich de Hitler.
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Todo lo anterior nos advierte que, por ser un pensador para nuestra época, Camus ha generado un interés particular en las universidades. Es un filósofo para nuestra era de pandemias y polarización, que buscó trascender las divisiones de su propia época, mediante constantes advertencias sobre ideologías dogmáticas y que, apasionadamente, defendió la democracia y la autodeterminación.
En 1957, cuando recibió el Premio Nobel de Literatura, reiteró que «nuestra generación ha tenido que restablecer un poco de aquello que constituye la dignidad de la vida y la muerte».
El autor es politólogo.