Libertad para Alexéi Navalni piden millones de manifestantes por toda Rusia, que demandan justicia para el valiente defensor de los derechos humanos, quien guarda cárcel por órdenes directas del déspota Vladímir Putin.
Navalni ofendió a Putin por decir la verdad en torno a un palacio renacentista que el jefe de jefes exigió se le construyera en las costas del mar Negro, con todos los aditamentos que exige la vida moderna para un personaje de tan sonados títulos, como los que él ostenta: piscinas olímpicas y canchas de tenis y otros deportes para que don Vladímir se mantenga en forma. Además, instalaciones reglamentarias para yoga y similares entretenimientos dirigidos a preservar limpias y atentas las funciones cerebrales del amo de todas las Rusias.
No en vano el palacio es calificado como el más caro del mundo, con un complejo de construcciones que abarca una iglesia, un anfiteatro, una casa de té y un aeropuerto para jets ejecutivos y novedosos miniaparatos de transporte aéreo. Mide 7.800 hectáreas, dice Navalni en un documental en YouTube, en el que aclara que no es una casa campestre y fue financiado mediante un elaborado esquema de corrupción que involucró al círculo íntimo de Putin a cambio de un favor.
«Este es el más secreto y mejor guardado complejo en Rusia, sin ninguna exageración. Es una ciudad entera, o quizás un reino. Tiene cercos impregnables, su propio puerto y su propia seguridad y sistema de permisos, su propia zona de exclusión aérea y sus propios chequeos fronterizos. Es como un Estado dentro de Rusia. Y en este Estado hay un zar irremplazable: Putin», detalla Navalni en el video.
Navalni regresó a Rusia el mes pasado y, de inmediato, fue encarcelado para encarar un juicio en el cual fue marginado, pero en el cual este martes, 2 de febrero, un tribunal de Moscú lo condenó a ingresar en una cárcel donde los presos deben trabajar. Los cargos contra él fueron violar en varias ocasiones los términos de una sentencia por fraude del 2014 y la libertad condicional por no presentarse a las revisiones judiciales. A la condena se le rebajó el año que estuvo en arresto domiciliario. La pena quedó finalmente en dos años y ocho meses.
Estados Unidos y el Consejo de Europa exigen la liberación inmediata, como estoy seguro lo hará Costa Rica también.