La canciller alemana, Angela Merkel, presentó al Parlamento lo que se suponía sería su último discurso, con ocasión de un debate final sobre el presupuesto del año entrante.
Sus palabras se enfocaron en la epidemia de la covid-19 y las medidas estrictas para detener la rápida expansión de la compleja enfermedad.
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Merkel apuntó que las 590 muertes en Alemania por la enfermedad del coronavirus en un solo día era un récord lamentable. Asimismo, reafirmó su apoyo irrestricto a las recomendaciones formuladas por la Academia Nacional de Ciencias Leopoldina y otras entidades científicas especializadas de cerrar Alemania totalmente durante las festividades.
La propuesta incluye la clausura de escuelas, restringir contactos sociales y abogar por más disciplina que la mostrada hasta ahora. Al finalizar su exposición, Merkel recibió una estruendosa y prolongada ronda de aplausos, incluso de agrupaciones políticas no aliadas.
No obstante, en el curso del debate, la extrema derecha se empeñó en gritar que no había pruebas para algunas afirmaciones de Merkel, a lo cual ella respondió: «Creo que Europa se encuentra en donde está hoy día gracias al poder del entendimiento y la iluminación y por creer que hay descubrimientos científicos que son reales y deberían seguirse. Decidí estudiar Física en la antigua Alemania Oriental —donde vivía— porque estaba segura de que uno podía abolir muchas cosas, pero no la gravedad ni la velocidad de la luz y otros hechos veraces».
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Por otra parte, la Unión Europea, un proyecto cercano al corazón de Merkel, se tambalea. Alemania ejerce la presidencia rotativa del Consejo Europeo hasta finales de año. «Casi todo está aún en flujo», manifestó Merkel, refiriéndose a las no resueltas negociaciones del inminente presupuesto del bloque conforme Polonia y Hungría ejerzan su poder de veto. El conflicto podría sacudir a la Unión hasta la médula.
En su editorial, un diario alemán opinó que el pasado miércoles pudo haber sido muy diferente para Merkel, porque habiendo tenido oportunidad de dar un discurso alabando tantas de sus obras y las crecientes inversiones en el país durante su gestión desde el 2005, se centró en que debe reconocerse al virus por lo que es, siguiendo la ciencia y cuestionando los motivos de quienes rehúsan vacunarse o aceptar la existencia de la enfermedad.