El Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (Clacds) del Incae Business School llevó a cabo un encuentro con los equipos técnicos que representan a los partidos Acción Ciudadana y Restauración Nacional. Nuestro objetivo fue conocer las posiciones de ambas agrupaciones en torno a cinco retos nacionales: finanzas públicas, infraestructura, productividad, comercio exterior e inversiones y desigualdad territorial.
En cuatro de los cinco temas, uno podría concluir que con algún esfuerzo, y amparados al Acuerdo Nacional, las propuestas podrían converger. En finanzas públicas, ambos equipos destacaron la urgencia de actuar para reducir el déficit fiscal enfocándose no solo en temas de recaudación, sino también en reducción de gastos y eficiencia del sector público.
En infraestructura, los equipos coincidieron en utilizar la figura de concesión de obra pública y, en general, apoyar las alianzas público–privadas. El banderazo de salida para la ampliación de la ruta 27 el 8 de mayo y la construcción de un tren urbano son proyectos comunes.
Costos de electricidad. En productividad, los partidos plantearon acciones comunes para mejorar el clima de negocios, fomentar empleos, simplificar trámites, optimizar los procesos en Setena, mejorar el INA, impulsar el gobierno digital, diversificar la economía y bajar los costos de la electricidad. ¿Quién podría estar en desacuerdo?
Sin embargo, en el último punto, hubo una importante diferencia. El PAC plantea la reducción de los costos de la electricidad a partir del liderazgo del ICE y Recope. El PRN, por su parte, fue claro en aumentar el tope de cogeneración, en avanzar hacia la apertura del mercado eléctrico y no expandir el monopolio de Recope.
En cuanto a la desigualdad territorial, hubo un reconocimiento de los partidos en la necesidad de atender las brechas campo-ciudad. Ambos equipos coincidieron en la importancia de la focalización de subsidios a los grupos más rezagados, mantener varios de los programas actuales como Avancemos y Puente al Desarrollo.
El PRN hizo mayor énfasis en la promoción del empleo, mientras que el PAC defendió la gestión de los programas de asistencia actuales.
Sin embargo, donde hubo posiciones completamente divergentes fue en comercio exterior. El PAC destacó la importancia de que Costa Rica proteja la producción doméstica, especialmente la agrícola, y maximice la utilización de los instrumentos de defensa comercial.
Por su parte, el PRN hizo hincapié en el papel del comercio como motor del desarrollo del país y la continuación del liderazgo de Comex, Procomer y Cinde para promover más oportunidades comerciales y atraer más inversión.
El punto de mayor diferencia fue la Alianza del Pacífico. El PAC ha sido enfático en su oposición al tratado regional, mientras que para el PRN la Alianza es uno de los bastiones de su propuesta de comercio exterior. De acuerdo con el PAC, no es conveniente entrar a la Alianza porque se debe proteger al sector agropecuario.
¿Qué es la Alianza del Pacífico? La Alianza del Pacífico está formada por Chile, Colombia, México y Perú. Persigue una integración económica profunda que incluiría la libre circulación de bienes, servicios, personas y capital. Este enfoque de cuatro libertades semeja la experiencia europea y coincide con la visión a largo plazo de la integración centroamericana.
Su enfoque territorial, a partir de la cuenca del Pacífico, es convertirse en una plataforma para proyectarse al Asia.
En el plano estrictamente comercial, la Alianza prevé el libre comercio para un 92 % de las líneas arancelarias y la desgravación a plazos por negociar para el restante 8 %.
¿Cuáles son las preocupaciones para el sector agrícola? La agricultura es un sector muy abierto. La mayor parte de la apertura “dolorosa” ya se dio. Empezamos a fines de los ochenta un poco a la “brava” y con los menos “bravos” y el proceso culminó con el TLC.
En el camino, hemos acordado tratados con la OMC, Centroamérica, Chile, Canadá, México y China. Sin lugar a dudas, el sector agropecuario ha sido el gran ganador de la apertura demostrando su competitividad. Entre 1995 y el 2015, las exportaciones agrícolas crecieron más de siete veces y contribuyen a una balanza comercial positiva de más de $2.000 millones.
La agricultura costarricense puede organizarse en tres grupos de acuerdo con su exposición al comercio internacional.
1. Productos de exportación como café, banano, piña, melón, raíces y tubérculos.
2. Productos orientados al mercado local con poca competencia internacional (hortalizas frescas)
3. Productos orientados al mercado local con mucha competencia internacional y alta protección como papa, cebolla, arroz, lácteos, res, pollo y cerdo.
La protección a este último grupo es lo que justifica el rechazo a la Alianza por parte del PAC. Sin embargo, un análisis puntual demuestra que la mayoría de estos productos tendrán libre comercio en el marco del TLC entre el 2020 y el 2025. Para los lácteos ya la competencia está en Nicaragua y en San Ramón. Otros tres: cerdo, res y arroz, ya son parte de los tratados bilaterales con México y Chile. Azúcar, por su parte, ya ha sido excluida de la Alianza. Así que es perfectamente posible negociar para los productos que queden plazos mayores de desgravación que reflejen los intereses defensivos de sus productores.
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Sabiendo que las sensibilidades son manejables mediante plazos, no se justifica el rechazo a negociar un acuerdo regional que se convertirá en plataforma para la plena integración de Costa Rica con la cuenca del Pacífico y que será su entrada definitiva en Asia. Este acuerdo complementará nuestros tratados con China y Corea, potenciará la inserción de la industria costarricense en nuevas cadenas globales de valor y abrirá nuevos mercados a nuestros productos y servicios.
El autor es director del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible Incae Business School.