El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, dice que el gobierno prevé terminar el año con un superávit primario ligeramente mayor que la meta establecida con el Fondo Monetario Internacional. Es una buena noticia.
Pero para que se cumpla, queda tarea por hacer. La economía mundial parece estar entrando en estanflación —estancamiento con inflación—, lo que va muy en contra de nuestra economía. Muy probablemente, los ingresos por impuestos caerán y los gastos en intereses se incrementarán.
En una reciente entrevista con El Financiero, Nogui Acosta dio algunas luces sobre cómo planea alcanzar la meta.
Por el lado de los ingresos, apunta a proyectos de ley para reformar la renta global —que no es lo mismo que la renta mundial— y eliminar algunas exoneraciones. Aunque asegura que aún están analizando cómo van a hacerlo, brindó pistas de que el enfoque no será tanto en recaudar más, sino en buscar mejorar la estructura impositiva del país, lo cual tiene mucho sentido, en vista de lo enredado que es nuestro sistema tributario.
Por el lado del gasto primario, el gobierno dio varios pasos para flexibilizar la regla fiscal. A primera vista, “flexibilizar” tiene toda la pinta de “aumento del gasto”. Acosta nos dice que no, que lo hacen para mejorar el proceso de presupuestación, que se interpreta como que quieren gastar menos en unas áreas para poder gastar más en otras.
El gobierno anunció medidas para reducir gastos (rebaja de alquileres, reestructuración de instituciones), que si se concretan le permitiría esa “flexibilidad” presupuestaria.
En lo concerniente al manejo de la deuda, la estrategia del gobierno está enfocada en buscar la aprobación de la emisión de eurobonos. Desde el punto de vista financiero, la estrategia es la correcta, pues al endeudarse en el exterior no solo puede conseguir un costo de deuda más bajo, sino que el gobierno no presionará tanto al mercado local con tasas de interés y tipo de cambio.
El problema es que al tener fácil acceso al endeudamiento, el gobierno podría sentir que ya se resolvieron todos los problemas y, por ende, aflojar en el control del gasto.
Nogui Acosta niega que esto vaya a suceder. Mientras él tenga claro que la deuda pública es como una espada de Damocles encima de su cabeza, no podrá relajarse ni un segundo.
El autor es economista.