Columnistas

La globalización de la lucha contra la corrupción

Como en el caso italiano, la corrupción brasileña (y la mexicana, y la de casi toda América Latina) permea a la sociedad y se ha convertido en una forma cotidiana de vivir.

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Una de las consecuencias imprevistas de la globalización es la lucha contra la corrupción. No sé si Lula da Silva se da cuenta, y ni siquiera sé si le interesa percatarse de que sus actuales pesadillas brasileñas se originaron en un orfanato público milanés, en Italia, en 1992, cuando Mario Chiesa, el gerente, le cobró una pequeña coima de unos $20.000 a la empresa de limpieza que tenía el contrato de la institución.








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