Tristemente, a pesar de grandes esfuerzos, estamos atrapados en una maraña de trámites, reglamentos y leyes muy complejas que afectan la competitividad empresarial y la vida de los ciudadanos. Tratar de dedicarse a una actividad comercial es condenarse a decenas de pasos que hacen difícil y costoso un emprendimiento.
La burocracia viene en aumento y todos los días inventa más trámites. El resultado es la percepción de que es casi imposible crear nuevos negocios sin pasar por un alambicado filtro que involucra certificaciones, normativas y documentos que viajan por distintos escritorios, y deben cumplirse para obtener la aprobación.
Se han creado centenares de entidades públicas con muchas competencias similares y algunas duplicadas. El Congreso, el Ejecutivo y los gobiernos locales cada vez se vuelven más creativos en las leyes, los reglamentos y los decretos.
Nuestra frondosa burocracia está orientada a condenar a la ciudadanía a rellenar papeles y cumplir con requisitos sin que nadie esté evaluando la importancia de la eficiencia y la productividad. Más interpretaciones y muchas leguleyadas lo que han originado es más informalidad, más costos, menos progreso, menos desarrollo y empleo. Vivimos del exceso de regulaciones, lo cual se traduce en más desconfianza, corrupción, retraso y costos crecientes para la inversión y el emprendimiento de nuevas empresas.
Poco avance en simplificación de trámites
El Ministerio de Economía ha echado a andar desde hace décadas mecanismos para la simplificación, pero los avances son raquíticos, ya que no existe voluntad política ni recursos para eliminar los complejos e ineficientes trámites.
El gobierno digital sería una excelente herramienta para reducir trámites; sin embargo, se requiere conexión entre todos los sistemas de los cientos de instituciones, y lo cierto es que siempre hay mucha resistencia y celos para lograrlo. Por lo tanto, es necesario garantizar la seguridad y la transparencia de todos los datos, así como establecer la interoperabilidad para que todas las instituciones públicas y privadas compartan información de manera segura y eficiente.
El programa de ventanilla única de Procomer y el Colegio de Ingenieros y Arquitectos es uno de los dos casos de éxito en lo referente al comercio exterior y permisos de construcción. Sin embargo, el progreso en otras instituciones es precario, ya que la simplificación y la centralización de sus procesos no es parte de sus prioridades. En consecuencia, el avance es lento o casi nulo.
El gobierno digital ha sido una promesa de campaña de muchos gobiernos, pero los resultados son muy pobres.
Hacienda más compleja
En el campo hacendario, poco se ha hecho para simplificar el pago de impuestos, reducir la evasión, mejorar la eficiencia del gasto, manejar la deuda y dar mayor transparencia. Todavía hay en el Ministerio de Hacienda decenas de programas que no se comunican entre sí, y no ha sido por falta de recursos; se trata de una meta que requiere mucho esfuerzo y medición de resultados. Hacienda es el corazón de los ingresos y gastos del Estado, pero continúa teniendo graves ineficiencias y falta de control.
Los ingresos fiscales apenas significan el 14,7 % del producto interno bruto, mientras que los egresos alcanzan el 23,6 %, con un déficit de casi $9.000 millones. Existen más de 24 instituciones que deben presentar sus presupuestos, pero Hacienda desconoce los resultados y costos, todo por carecer de una integración tecnológica que garantice la interoperabilidad de las plataformas de las instituciones.
Transparencia y educación
Hoy más que nunca requerimos competitividad, transparencia y educación, y debemos usar todas las herramientas tecnológicas, como la inteligencia artificial, para simplificar el gigante Estado que se ha ido creando a lo largo del tiempo y procurar una mayor racionalización de los trámites mediante la reducción de la informalidad y el aumento de la eficiencia.
Jamás tendremos ciudadanos responsables si no se les da continuamente la información de dónde se invierten los recursos y se les simplifica la vida. El gobierno debe aumentar la eficiencia en el manejo de los gastos, mejorar la asignación de los recursos y, sobre todo, simplificar la vida a miles de emprendedores que quieren formalizarse.
Trabajemos unidos, sector privado y público, con la meta de mejorar la transparencia y la eficiencia. Las instituciones públicas deben convertirse en centros de fortalecimiento de la transparencia, no como sucede hoy, que a la gente, a los medios y hasta a programas tan fundamentales como el Estado de la Educación se les niega información.
El autor es ingeniero.