El acceso a la tecnología avanzada agrega una nueva dimensión al enfrentamiento entre Estados Unidos y China y su relación con Taiwán.
En el escenario más extremo, Taiwán correría la misma suerte que Hong Kong y, en el mejor de los casos, Estados Unidos asumiría la defensa de Taiwán.
La empresa Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) tiene relación en la disputa porque domina el 55 % del mercado de semiconductores por encargo y su relevancia se agiganta dada la necesidad de chips debido al incremento de la demanda para la fabricación de computadoras, vehículos y teléfonos inteligentes. De hecho fue la industria automotriz la primera en requerir a TSMC más capacidad productora.
El teletrabajo y la adopción de la tecnología 5G dieron como resultado el auge de aparatos mucho más rápidos y TSMC se prepara para producir masivamente chips de tres nanómetros. Un bloqueo, en consecuencia, podría ser causa de una crisis mundial, si se considera que el otro gran productor de chips es Corea del Sur. Juntas, estas naciones alcanzan el 70 % de la industria.
Hasta ahora TSMC solo ha sufrido varios ataques cibernéticos y algunos de sus ingenieros se fueron a trabajar con empresas chinas. Tomar el control de la isla es improbable, por el momento, aunque es un deseo que China no abandona.
Para los estadounidenses, crece el incentivo para estrechar relaciones comerciales con Taiwán y rechazar los ejercicios militares de China, pero sin comprometer su relación con la segunda, pues tampoco es conveniente la confrontación.
La autosuficiencia es, por tanto, fundamental para Estados Unidos y Europa, lo cual ha significado que TSMC construya una planta en Phoenix e Intel invertirá $20.000 millones en Arizona para salir al mercado en el 2024.
Para Costa Rica, esta coyuntura podría traducirse en un renacimiento de Intel en suelo nacional y, yendo más allá, la tendencia a la relocalización podría ponernos en la mira de las grandes compañías gracias a nuestro hub médico exportador.
La autora es politóloga.