¿Puede alguien pensar con seriedad que el Poder Ejecutivo, encabezado por el presidente Rodrigo Chaves, tuviera intención de proteger a los hijos de Leonel Baruch cuando, por medio de un asesor, llamaron a la presidenta del PANI para pedirle proceder “con cuidado” en lo concerniente a la solicitud de custodia de los menores de edad que el empresario tuvo con Yafit Ohana Beladel?
Lo declarado por Gloriana López Fuscaldo en la Asamblea Legislativa y las entradas de la esposa de Baruch a la Casa Presidencial para reunirse con Chaves muestran al gobierno cruzando una línea mefistofélica.
El interés del mandatario en los niños no se justifica se mire por donde se mire. Si es cercano a uno de los padres, los intereses personales deberían quedar relegados para evitar un posible tráfico de influencias.
El interés del mandatario en los hijos de Baruch sí es explicable cuando hechos más preocupantes son analizados, como la persecución contra Baruch mediante un supuesto megacaso de evasión fiscal sin pruebas, desestimado por la Fiscalía y defendido por Nogui Acosta con base en un video en la red social TikTok.
Por otro lado, la excolaboradora de Baruch en CRHoy, la hoy diputada Pilar Cisneros, en la comisión especial que investiga el financiamiento de los partidos políticos, insiste en presentarlo como “banquero usurero” y “evasor de impuestos”, con un desconocimiento supino sobre exoneraciones o topes legales, amén de pretender mostrarlo ante la opinión pública como un desconocedor de los asuntos internos de su negocio.
Entretanto, el mandatario cae más profundo, pues amenazó con “empezar a revelar una serie de documentos, de textos y audios” sobre López Fuscaldo, sin detallar si existe relación entre ese material y el hecho de interés público (lo expuesto por López) o si es otra de sus vendettas. Sin embargo, Gabriel Aguilar Vargas, jefe de despacho del presidente, confirmó la llamada y, posiblemente, con más temor que lealtad, se atribuye la responsabilidad de ese acto.
A los niños no les aporta ningún beneficio ser parte de un conflicto en público, cuyo fin es descargar resentimientos de adultos jugando con el poder.
Guiselly Mora, editora de Opinión de La Nación, es periodista, correctora de estilo, especializada en literatura latinoamericana, administradora familiar, escritora y experta en cocina internacional.
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