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Los médicos veterinarios no solo atendemos mascotas

En toda la cadena de producción, los veterinarios vigilan la inocuidad de los alimentos que luego serán consumidos por las personas

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Quizás muchos de nosotros, sin sospecharlo, estamos relacionados desde nuestros primeros días de vida con la medicina veterinaria. El profesional en medicina veterinaria tiene como propósito fundamental la salud pública.

Si bien el paradigma imperante es One Health (una sola salud), en la medicina veterinaria, desde hace décadas, se trabaja en ello.

En las primeras fases del desarrollo de medicamentos y vacunas se debe pasar por pruebas que, en la gran mayoría de las ocasiones, requieren animales de bioterio (instalación donde se tienen los animales destinados a estudios de laboratorio) para los experimentos.

Ahí, los veterinarios desempeñan un papel fundamental para asegurar que los resultados de los experimentos sean correctamente medidos; además, garantizan un manejo adecuado de los especímenes respetando en todo momento su bienestar y uso digno. Así, detrás de cada vacuna y medicamento que hemos tomado, hubo muchísimos médicos veterinarios realizando un trabajo invisible y silencioso.

El resultado de la labor de los profesionales en medicina veterinaria nos acompaña desde el desayuno hasta la cena. Es lo que nos permite consumir productos de origen animal de la mejor calidad nutricional e higiénica.

El concepto “de la finca al plato” significa que los productos y subproductos de origen animal fueron vigilados durante la producción primaria en los diversos sistemas, el traslado y procesamiento en las plantas de cosecha, en la transformación para el consumo humano y cuando son transportados y manipulados en los sitios de venta.

En toda la cadena, los veterinarios vigilan la inocuidad de los alimentos que serán consumidos por las personas. De ese modo, el pan, los huevos, el jamón, el tocino, la carne en salsa o la natilla que acompaña el pinto tienen el sello de los veterinarios.

La amplia gama de productos y subproductos derivados de animales terrestres está en nuestra dieta: bisteces, pollo en salsa, frijoles con pellejo o con costilla de cerdo. Detrás de cada uno de ellos, hay médicos veterinarios.

Incluso en los acuícolas, obtenidos mediante el cultivo, tales como tilapias, truchas o camarones. Lo mismo sucede con los productos del mar, que son vigilados para evitar intoxicaciones o enfermedades causadas por algas, hongos, virus, bacterias o parásitos; y para reducir, al mínimo, el daño ambiental.

En resumen, los profesionales en medicina veterinaria son responsables de asesorar a los productores para lograr proteína de origen animal de la mejor calidad, en la mayor cantidad, con el menor impacto negativo en el ecosistema.

Adicionalmente, al tenor de las demandas sociales, con una ética renovada, el bienestar animal es la norma en cada eslabón del proceso. Esto significa ofrecer a los animales una serie de “libertades”: libres de hambre, sed, enfermedades, lesiones, condiciones emocionales estresantes y para expresar su conducta natural.

Nuestros animales de producción son cuidados y tratados bajo altos estándares de bienestar, que cuidan su salud y su dignidad desde su nacimiento hasta el fin de sus días.

Como se reconoce el efecto negativo de los sistemas de producción animal en el cambio climático a causa de la producción de gases de efecto invernadero o la generación de resistencia a los antimicrobianos, se lleva a cabo un intenso proceso de investigación y desarrollo de las formas para detener ese efecto, reducirlo y, en la medida de lo posible, revertirlo.

Cada día aumenta y mejora la asistencia técnica especializada que los médicos veterinarios brindan a los productores, y cada vez son más los productores que buscan la asesoría experta de los profesionales en medicina veterinaria. La educación al productor y al consumidor es constante.

En nuestros atuendos de diario, también está el trabajo de los médicos veterinarios. Zapatos, fajas, sacos, abrigos, carteras, billeteras, monederos, sombreros y una serie de artefactos que usamos igualmente dependen del trabajo de los médicos veterinarios. Cueros en mal estado debido a parásitos que afectan al ganado son inútiles para la confección de artículos que nos ofrecen comodidad y calidad de vida. ¡Quién lo diría!

Los médicos veterinarios en servicios oficiales y los centros de investigación en universidades no deben quedar por fuera. De no ser por ellos, enfermedades producidas por múltiples agentes infecciosos originarían epidemias y, consecuentemente, daños incalculables de un extenso alcance social en virtud de los múltiples encadenamientos productivos que los sistemas de producción animal tienen.

Los empleos directos e indirectos que el sector pecuario produce son cuantiosos, y podrían verse sensiblemente reducidos. Nada más imaginen un escenario en el cual hubiera que sacrificar la mitad del hato nacional de cerdos o de bovinos.

No debemos dejar por fuera a las pequeñas especies y de compañía. En un mundo cada día más lleno de factores estresantes y de estrechez económica, en que las condiciones para “hacer familia” —como se decía antes— tienden a volverse complejas, las mascotas desempeñan un papel fundamental en el apoyo emocional y la salud mental de las personas.

Tan reconocido es este fenómeno que, durante lo más grueso de la pandemia de covid-19, en Europa, únicamente salía a la calle la gente con sus mascotas: doble bienestar.

Es sabido, por experiencia empírica, el estado de bienestar y compañía que brindan las mascotas, especialmente a niños y adultos mayores. Tener mascotas sanas, fuertes y libres de enfermedades es responsabilidad de los médicos veterinarios.

Tener ambientes urbanos donde haya menos perros sin dueño responsable —callejeros—, con todos los inconvenientes y problemas de salud pública que esto implica, también es trabajo de los médicos veterinarios.

La medicina veterinaria y la salud pública poseen una relación natural e indivisible. En cada esquina del paradigma de One Health están los médicos veterinarios. Lo dijo Louis Pasteur, “la medicina cura al hombre y la medicina veterinaria cura a la humanidad”.

juan.romero.zuniga@una.ac.cr

El autor es profesor de Epidemiología en la UNA desde hace 20 años. Ha publicado unos 140 artículos científicos en revistas especializadas.

En las primeras fases del desarrollo de medicamentos y vacunas se debe pasar por pruebas que, en la gran mayoría de las ocasiones, requieren animales. (Shutterstock)

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