Ser madre es una labor que trae consigo grandes responsabilidades y sacrificios. Ya sea por decisión propia, necesidad o falta de oportunidades, infinidad de mujeres aplazan sus aspiraciones personales para dedicarse a sus hijos.
Entre los asuntos que suelen quedarse “para después” se encuentran los estudios, la realización profesional o sus sueños como trabajadoras o emprendedoras.
Recibir un beso cargado del amor más puro o ayudar a que un hijo aprenda a volar representan una invaluable recompensa para quienes se quedan en el hogar.
Igual debe ocurrir con aquellas que deben dejar a sus pequeños con algún familiar o en un centro de cuidado para salir a luchar, con su pareja o en solitario, por el sustento.
Lamentablemente, con el paso de los años, las posibilidades de retomar los proyectos y de abrir nuevas puertas se vuelven más inciertas.
Parece, sin embargo, que las madres costarricenses están interesadas en darle un giro significativo a su destino, a juzgar por la enorme lecturabilidad que alcanzó una reciente información publicada por La Nación sobre el proyecto Juntas al Bachi.
Se trata de una iniciativa promovida por la Fundación Tejedores de Sueños, que imparte clases virtuales de bachillerato por madurez a mujeres de escasos recursos.
Linda de Donder, integrante de la fundación, explicó que el programa tiene la ventaja de que permite a las madres avanzar en la casa y a su propio ritmo.
Iniciativas de este tipo representan una valiosa oportunidad en momentos en que el desempleo en la población femenina es uno de nuestros grandes desafíos.
En el 2021, solo el 48,7% de las mujeres en el país participaban en la fuerza de trabajo y la ocupación entre las mayores de 15 años alcanzaba el 38%.
La baja escolaridad es uno de los factores que impiden a las costarricenses acceder al empleo y, consecuentemente, las sume en condiciones de dependencia y pobreza.
De acuerdo con la Encuesta nacional de hogares del 2020, el 85% de los hogares pobres dependen de personas sin estudios; muchas de ellas son mujeres.
Por tanto, cada madre que retome sus estudios no solo se abrirá una oportunidad de superación personal, sino también será ejemplo inspirador para sus hijos y la sociedad. Ojalá muchas lo logren.