El estudio económico sobre Costa Rica, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala el esfuerzo por la estabilización de las finanzas públicas. La aplicación de la regla fiscal ha reducido la deuda y mejorado el balance financiero.
Sin embargo, la OCDE advierte sobre un error frecuente en la política fiscal: pensar que la contención del gasto es una estrategia de largo plazo. Recortar por recortar solo reduce el tamaño de las inversiones, pero no hace más eficiente el uso de los recursos, especialmente si no se priorizan adecuadamente las áreas donde esos recortes pueden aplicarse.
La OCDE plantea que la contención del gasto es un mecanismo útil en el corto plazo para recuperar estabilidad, pero no puede ser la receta permanente. A largo plazo, un país no crece con base en restricciones presupuestarias, sino con base en la calidad de sus inversiones.
Por ello, el informe propone una hoja de ruta más estratégica, basada en tres pilares: aumentar los ingresos mediante mejor recaudación, reducir el gasto mediante eficiencias en su uso y, sobre todo, impulsar reformas estructurales que fortalezcan la capacidad productiva y la competitividad del país en el mediano y largo plazo.
Estas reformas requieren aumentar la inversión hoy, pero su retorno será alto en el futuro. La OCDE destaca áreas clave donde el país no puede seguir postergando decisiones con la excusa de la disciplina fiscal. La inversión en educación, con particular énfasis en las áreas técnicas; la formación en primera infancia, tanto el cuido de niños como la educación preescolar; la expansión de la red de cuido para adultos mayores; la mejora en las infraestructuras de transporte, así como las inversiones requeridas para aumentar el acceso al agua potable, no son simples gastos, sino apuestas de alto retorno para el desarrollo.
Sus beneficios no se verán en los cuatro años que dura un gobierno, pero serán determinantes para el bienestar de futuras generaciones. Costa Rica debe superar el debate entre austeridad e inversión como si fueran opuestos. La sostenibilidad fiscal no se trata solo de mantener un equilibrio contable en las finanzas del Estado, sino de hacerlo invirtiendo inteligentemente en áreas que potencien el crecimiento y la equidad.
Andrés Fernández Arauz es economista.