El desempleo sigue bajando. Según la última encuesta del INEC, el desempleo, en los tres meses que van de agosto a octubre, fue del 7,7 %, comparado con el 11,4 % un año atrás. Son 112.000 personas menos buscando trabajo.
El mercado laboral empieza a notarse un poco más ajustado. En nuestra empresa, por ejemplo, nos está costando conseguir gente nueva. He hablado con varios empresarios y me expresan lo mismo. Les cuesta conseguir trabajadores, ya sea poco calificados (para labores agrícolas o de construcción, por ejemplo) o de muy alta calificación (para zonas francas).
Paradójicamente, la encuesta arroja que hoy hay 133.000 personas menos trabajando que hace un año.
¿Cómo se explica que haya menos desempleo, pero también menos empleo? Es porque hay menos gente dispuesta a trabajar. De conformidad con la encuesta del INEC, en un año, la fuerza de trabajo cayó en casi 298.000 personas. Es gente que ya no trabaja ni busca trabajo. ¿Qué hacen entonces?
Algunos hemos dicho que la población se cansó de buscar empleo, porque no encontraba nada. Pero la encuesta indica que, más bien, hay 10.000 desalentados menos que hace un año.
El Banco Central afirma que muchas personas se han acogido a la pensión anticipada, antes de que cambien las reglas del IVM, en enero. Ciertamente, en el estrato de edad de 60 años en adelante la fuerza de trabajo cae en unas 100.000 personas. Pero todavía queda por explicar por qué han salido de la fuerza de trabajo otras 200.000 personas en el último año.
Aunque están repartidas en los demás rangos de edad, llama la atención que la participación laboral de los jóvenes de entre 15 y 24 años cayó de un 43 al 37 % en el último año.
Una parte puede ser porque se dedican a estudiar. Otros pasaron a ser ninis, es decir, que ni estudian ni trabajan. Ignoro cuántos pueden ser, pero se dice que es una categoría creciente.
Otra hipótesis es que el narcotráfico recluta grandes cantidades de jóvenes para labores de distribución de drogas. Sabemos que se da, lo difícil es cuantificar qué tantos son.
Esto nos debe llevar a reflexionar sobre la seguridad. Aunque algunos piensen que es algo lejano, que no los afecta por ser un pleito entre narcos, la penetración en la sociedad es cada vez mayor y más cercana a nuestros hogares. Urge actuar en este frente antes de que perdamos a nuestra querida Costa Rica.
El autor es economista.