Cuando las tecnologías se convierten en moda global, producen un impacto en la economía y en la vida de los usuarios, y muchas veces también en la de los no usuarios.
La inteligencia artificial ha estado de moda varias veces en los últimos 40 años, y ahora está empezando a incidir en la sociedad. Internet se puso de moda a finales del siglo pasado y cambió el mundo; las cadenas de bloques (blockchain) se pusieron en boga a finales de la primera década de este siglo y su impacto no se ha sentido mucho; la internet móvil (basada en teléfonos inteligentes), por el contrario, cambió el mundo mucho más rápido que la internet fija.
Internet de las cosas tuvo una moda muy moderada; sin embargo, ha ganado terreno en los videojuegos a lo largo de 30 años, y los deportes electrónicos (eSports) son hoy una de las industrias de mayor crecimiento mundial. La energía solar empezó a ponerse de moda en Europa (sobre todo en Alemania) hace más de 20 años, y en este momento es la fuente más barata del planeta, al punto que se pronostica que llegará a ser demasiado barata para medirla (“too cheap to meter”).
La lista de tecnologías que se han puesto de moda es extensa. La industria de las tecnologías es la de mayor valor de mercado. Si las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial generativa, van a producir las ventas necesarias para soportar las valuaciones de mercado, está por verse.
La tecnología debe mejorar la vida
La innovación real es aquella que resuelve problemas concretos y mejora la vida de las personas o los procesos industriales de manera tangible. Por ejemplo, el desarrollo de los teléfonos inteligentes (smartphones) no solo introdujo una nueva forma de comunicación, sino también una internet al alcance de la mayoría, herramientas de productividad y aplicaciones de entretenimiento en cualquier momento y lugar. Este tipo de tecnologías causan un gran impacto porque su utilidad es evidente y su adopción se justifica por los beneficios palpables que ofrecen.
Por otro lado, algunas tecnologías causan mucho ruido mediático y expectativas desmesuradas sin brindar una solución real o práctica a problemas existentes. A veces nos referimos a estas como soluciones en busca de un problema. Un ejemplo puede ser la realidad virtual (VR) en sus primeras etapas. Aunque prometía revolucionar la forma en que interactuamos con el mundo digital, durante muchos años no logró tener aplicaciones prácticas y asequibles para el consumidor promedio, debido a limitaciones técnicas, costos altos y carencia de contenido relevante. En ocasiones, las buenas soluciones no consiguen encontrar un buen problema.
Una tecnología puede ser innovadora y tener el potencial de causar un gran impacto, pero si los costos son demasiado altos, es posible que no se adopte suficientemente. Veamos el caso de los autos eléctricos: inicialmente eran muy caros y con poca infraestructura de carga. Sin embargo, a medida que los costos han disminuido y la infraestructura ha mejorado, su adopción ha aumentado y su impacto es cada vez más notable.
Hace 25 años, la energía solar era onerosa, en parte porque los volúmenes de producción eran muy pequeños. Grandes subsidios estatales, sobre todo en Alemania, incrementaron la demanda, lo cual aumentó la producción y redujo los precios, al punto de ser hoy la electricidad más barata, sin necesidad de subsidios. Obviamente, también hubo una mejoría en la calidad de la tecnología.
Aceptación de la tecnología
La aceptación social desempeña un papel crucial en el impacto de una tecnología. Los teléfonos celulares, al ofrecer nuevas funciones, fueron rápidamente aceptados socialmente. En contraste, Google Glass no logró despegar, a pesar de la gran expectación inicial, en parte debido a preocupaciones sobre la privacidad y a que muchas personas no se sentían cómodas usándolas (durante la pandemia hubo un aumento en el uso de este tipo de dispositivos que resultó en numerosas anécdotas sobre accidentes domésticos).
Algunas tecnologías requieren cambios significativos en el comportamiento del usuario, lo cual frena su adopción. El éxito de Siri y Alexa se debe a que se integran de manera natural en la vida diaria. Por otro lado, tecnologías que exigen una curva de aprendizaje pronunciada o cambios en los hábitos del usuario enfrentan resistencia.
Un ecosistema de asistencia robusto es vital para que una tecnología tenga un impacto significativo. Esto incluye desarrolladores, fabricantes, reguladores y usuarios que crean y utilizan productos y servicios relacionados.
La tecnología 5G está causando un cambio importante no solo por sus capacidades intrínsecas, sino también porque cuenta con un ecosistema completo que incluye fabricantes de hardware, desarrolladores de software y operadores de redes móviles.
Regulaciones tecnológicas
Las normativas y regulaciones también cumplen un papel crucial en la adopción de tecnologías. Una tecnología puede estar lista para una adopción masiva, pero si enfrenta barreras regulatorias, su impacto suele ser limitado. Ejemplos de esto son los vehículos autónomos y los drones repartidores; ambos han visto restringida su implementación tanto por regulaciones estrictas como por la falta de regulaciones.
El segway fue promocionado como una revolución en el transporte personal, pero nunca fue atractivo a gran escala. Además de los oficiales de seguridad en grandes centros comerciales, esta solución ha tenido dificultades para encontrar su lugar en la sociedad.
Los teléfonos inteligentes han tenido un impacto profundo en la sociedad y la economía. La facilidad de uso combinada con las capacidades técnicas en constante crecimiento ha transformado la dinámica social en casi todo el planeta. Sin embargo, la facilidad no es inherente a los teléfonos inteligentes; existen muchas aplicaciones, especialmente las estatales, que son difíciles de usar, hasta el punto que la gente sigue haciendo fila en lugar de utilizar la aplicación.
Las redes sociales han cambiado la forma en que nos comunicamos y compartimos información. Plataformas como Facebook, Twitter e Instagram han tenido un impacto profundo. Los desarrolladores estatales harían bien en imitar la facilidad de uso de las redes sociales.
Lea mañana: “Impacto de la inteligencia artificial”.
Roberto Sasso es ingeniero, presidente del Club de Investigación Tecnológica y organizador del TEDxPuraVida.