Los avances tecnológicos dominan cada día más aspectos de nuestras vidas. El uso del dinero no es la excepción. Diversas monedas digitales han surgido, y pretenden sustituir el uso de billetes, monedas y depósitos bancarios.
Monedas que se crean y se multiplican dentro de computadoras aspiran a tomar el puesto del dinero tradicional —dólar, euro, colón— creado y controlado por bancos centrales. Esto incluye las criptomonedas —el bitcóin es la más famosa de ellas—, pero también otras creadas por las empresas tecnológicas financieras (fintech) para facilitar todo tipo de transacciones financieras.
La reducción de costos de transacción es un factor muy significativo para explicar el avance de algunas de estas monedas. Pero el punto realmente clave es la confianza. El uso del dinero está condicionado por que la gente confíe en que, al aceptar una moneda en un intercambio comercial, luego podrá intercambiarla con otra persona que la aceptará de vuelta. En el ínterin, la persona confía además en que la moneda mantendrá razonablemente bien su valor.
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Por eso, en episodios de alta inflación, la gente pierde la confianza en el dinero y busca otra moneda o activo que lo sustituya, el dólar o el oro, por ejemplo. Venezuela es un caso típico de ello. La desconfianza en la actuación del banco central y del gobierno han dado alas para que varias criptomonedas se convirtieran en la moneda preferida para hacer transacciones y mantener el valor de la poca riqueza que a la gente le queda.
Es ese caso, la gente confía más en una serie de computadoras descentralizadas emitiendo «dinero» con base en un algoritmo que en funcionarios decidiendo cuánto dinero imprimir.
Las políticas monetarias ultraexpansivas recientes de algunos bancos centrales, junto con la nueva teoría monetaria moderna, que promulga la creación ilimitada de dinero sin que haya consecuencias negativas para la economía, han dado espacio para que algunas criptomonedas sean refugio de valor para mucha gente.
Ya sea como medio de pago o como instrumento para guardar valor, las monedas digitales se convierten en una amenaza para los bancos centrales. Les quitan control sobre la economía. De ahí que, si los bancos centrales quieren sobrevivir, deberán explotar el uso de la tecnología para reducir los costos de transacción bancarios y generar más confianza a la gente.
El autor es economista.