El 2 de mayo, en vísperas de que Rodrigo Chaves se colocara la banda presidencial, un pretencioso mensaje circuló en las redes sociales: “Faltan seis días para bajar el costo de vida”.
Fue así como los publicistas del gobierno y su legión de troles desplegaron una campaña antes de la asunción de Chaves, sin sospechar que podía convertirse en soga para su propio pescuezo.
Una vez que el nuevo inquilino de la Casa Presidencial asumió el cargo, el calendario comenzó a acumular días, semanas y meses sin concreción de tan cacareada promesa de campaña.
El mandatario se mostró más preocupado por su show de ataques y desinformación de los miércoles que por “comerse la bronca” para atender los problemas que más afectan la cotidianidad de los costarricenses.
¿Será que la bisoña administración en realidad no tenía una propuesta clara e integrada para hacer frente a la elevada inflación con la inmediatez que había pregonado durante el proceso electoral?
Dos hechos concretos parecen sugerir la ausencia de ese plan. El primero se registró el pasado 10 de agosto, cuando Chaves hizo una sorprendente confesión a la prensa que tanto intenta desacreditar: “Todos sabemos que la inflación es un fenómeno que está afectando el bolsillo de los costarricenses; es un fenómeno mayoritariamente importado, al que no le podemos hacer mucho”, declaró.
Seguramente, ese día los estrategas de la comunicación del gobierno se hicieron chiquiticos y cruzaron los dedos para que nadie se acordara de los mensajes que circularon antes del traspaso de poderes.
La confirmación sobre la debilidad de la agenda en materia de costo de vida llegó el pasado 16 de agosto, durante la ceremonia organizada para celebrar los primeros 100 días de esta “nueva era”.
Ese día la administración Chaves presentó una lista de iniciativas muy controversiales que podrían desviar convenientemente la atención y tratar de disimular los vacíos en otros aspectos, como los ya mencionados.
La venta de activos del Estado, el uso recreativo de la marihuana y las pensiones de lujo son asuntos que deberán recorrer un camino muy largo para saber si, finalmente, tendrán alguna viabilidad.
Sin embargo, en el hoy y en el ahora, ninguna de esas propuestas ayudará a las familias a pagar sus crecientes facturas y deudas. ¡Qué largos se han hecho estos “seis días” para que baje el costo de vida!