Cuando el mundo enfrenta problemas de inflación, Vladímir Putin toma dos acciones: la suspensión del acuerdo de exportación de granos de Ucrania y el bombardeo del puerto de Odesa. Ambas incidirán en mayores precios en productos vitales, como el trigo, el maíz y el aceite de girasol.
El acuerdo del 2022 permitía que buques que salían de Ucrania, entre ellos de Odesa, atravesaran el mar Negro por un canal convenido para no paralizar la exportación de estos productos por esa vía hasta Turquía. Recordemos que Ucrania y Rusia proveen alrededor del 30 % de la oferta global.
Como resguardo a su seguridad, Rusia se reservó el derecho a inspeccionar los buques para impedir que fueran utilizados para el transporte de armas, y apostó por que el acuerdo incentivaría la exportación de su producción agrícola, lo que, según su criterio, no ha sucedido a causa de la oposición de los países a tener relaciones comerciales con Moscú.
Para mantener el canal de exportación, Rusia exige condiciones que no son aceptables, tales como el levantamiento de las sanciones impuestas por su invasión ilegítima a Ucrania, facilidades para la venta en el exterior de sus granos y fertilizantes y la reconexión al sistema de pagos internacional (Swift).
En consecuencia, los precios del trigo y el maíz, granos de primera necesidad, registran ya significativos aumentos de entre el 5 y el 9 %, tanto en Europa como en los Estados Unidos.
El mayor perjuicio lo reciben las economías vulnerables de Oriente Medio y África, a raíz del alza en los costos del Programa Mundial de Alimentos, cuyo abastecimiento este año se suplió en un 80 % con los granos de fuente ucraniana.
Igualmente, otros países, que mayoritariamente han comprado granos gracias al acuerdo, se verán afectados: China, con 8 millones de toneladas; España, con 6 millones; y Turquía, con 3,2 millones. Un disparador nato del ya preocupante fenómeno inflacionario que carcome a la mayoría de las economías del mundo.
Los planes alternativos, como la exportación por el Danubio o en tren u otra forma terrestre son más caros y tampoco tienen la capacidad de carga de grandes cantidades. De no alcanzar un nuevo acuerdo, se prevé un problema humanitario (hambruna) y un decrecimiento en las economías. Espero que prime la sensatez.
La autora es politóloga.