En Latinoamérica, el neoliberalismo es la expresión política del anarcocapitalismo. ¿En qué consiste el anarcocapitalismo? En afirmar que la economía de mercado provee todo bien o servicio de forma más barata y mejor que el poder estatal, por tanto, es necesario que el Estado desaparezca para dejar en completa libertad de acción a los mercados.
Esta tesis encuentra una formulación clásica en el texto La producción de seguridad, escrito por Gustavo de Molinari, en 1849, que influyó en el anarquismo individualista del siglo XIX, en el creador contemporáneo del concepto anarcocapitalismo, Murray Rothbard, y en el planteamiento anarcocapitalista de Robert Nozick en Anarquía, Estado y utopía. De una premisa como la anterior, se derivan dos planteamientos complementarios: primero, el capitalismo puede reducirse a propiedad, dinero, mercado y consumo; y, segundo, la creación de un Estado mínimo y una economía desregulada es la condición previa para crear un capitalismo puro sin Estado.
¿En qué quedan realidades como la ética, la cultura, el derecho, la política, el medioambiente y el orden social? ¿Poseen estas esferas de realidad alguna autonomía respecto a los mecanismos económicos de mercado o existen solo en función de los mercados? El gobierno limitado es necesario para potenciar las capacidades de autogobierno de las personas, pero ¿implica ese principio la necesidad de reducir el Estado a su mínima expresión e incluso desaparecerlo? En ninguna de las civilizaciones actuales se observa la concreción del paradigma neoliberal anarcocapitalista.
Origen del vocablo. Se dice que el concepto neoliberalismo adquirió legitimidad a partir de 1938, en el marco del Coloquio de Lippmann, las reflexiones de Friedrich Hayek, la creación de la Sociedad Mont Pélerin y la conformación de los llamados Chicago Boys; pero estos supuestos orígenes del término dejan por fuera otras fuentes, señaladas por Enrique Ghersi, tales como la obra escrita de Von Mises y Hayek anterior al coloquio, la producción ensayística de la Escuela de Friburgo, de la Escuela de Viena o Austríaca de Economía y la reflexión de los liberales italianos en el período de entreguerras.
En los momentos o hechos mencionados, existen contenidos disímiles respecto a lo que debe comprenderse por neoliberalismo. Si por ello se entiende, como lo hago en este comentario, un movimiento político que trata de concretar la tesis anarcocapitalista, entonces la obra de Hayek resulta contraria al planteo neoliberal tal como lo evidencia su teoría de la constitución, su epistemología económica y su teoría de los conocimientos implícitos y explícitos.
Autores como Walter Eucken, Franz Böhm, Wilhelm Röpke, Alfred Müller, Alexander Rüstow y Ludwig Erhard, considerados fundadores del ordoliberalismo de la Escuela de Friburgo, continúan la tradición del liberalismo clásico y enfatizan la tesis de que las economías de mercado son más eficaces y socialmente más inclusivas que la planificación económica centralizada o que las experiencias fragmentadas de autogestión productiva. Dentro del entramado del liberalismo histórico, es de obligada consideración la obra de estudiosos como Carl Menger, Eugen von Böhm-Bawerk, Friedrich von Wieser, Robert Meyer, Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek, Ludwig M. Lachman, Murray Rothbard, Israel Kirzner y Joseph Schumpeter (Escuela de Viena o Austríaca de Economía).
La mayor parte de estas personas se sitúa en las antípodas del neoliberalismo. Tanto en la Escuela de Friburgo como en la Escuela de Viena o Austríaca de Economía se concibe el capitalismo como una unidad dinámica de tres subsistemas, cada uno con significativos grados de autonomía: subsistema económico de mercado, subsistema jurídico, político y social, y subsistema ético y cultural.
En la Escuela de Friburgo y en la Austríaca de Economía se ha sistematizado la crítica a la tecnoburocracia ideológica, política, académica y empresarial que privatiza y feudaliza al Estado y al gobierno, y los convierte en medios para confiscar el producto del trabajo de las personas, y al mismo tiempo generan rentabilidades privadas manipulando el poder público. Estas tesis, sin embargo, no son distintivas del neoliberalismo anarcocapitalista, se han transformado en patrimonio común del humanismo político en general.
En Costa Rica. Entendiendo el neoliberalismo como la expresión política del anarcocapitalismo, puede identificarse su presencia en la historia costarricense desde hace muchas décadas. Así, por ejemplo, las ponencias y debates que tuvieron lugar en el Simposio la Costa Rica del año 2000 (noviembre de 1976) permiten sostener que en aquel tiempo existían cinco opciones políticas y sociales, una de las cuales era la neoliberal anarcocapitalista. Las siguientes:
1. Marxista: Estado propietario, economía de mercado intervenida y controlada por políticos e ideólogos, como fase de transición hacia el capitalismo de Estado y posterior transformación en comunismo sin Estado.
2. Neoliberal anarcocapitalista: Estado mínimo, economía desregulada, apertura comercial, como fase de transición hacia un capitalismo puro sin Estado.
3. Socialdemocracia tradicional: Estado paternalista, economía regulada, apertura comercial con fuertes resabios proteccionistas.
4. Síntesis socialdemocracia-socialcristianismo: Estado nacionalista, economía regulada, proteccionismo comercial y participación comunitaria.
5. Socialdemocracia renovada: Estado gestor del desarrollo, economía abierta, apertura comercial.
Estas cinco opciones están hoy mezcladas, confundidas y desdibujadas. Son débiles y carecen de liderazgos contundentes. No han sido capaces de reinventarse y desarrollarse. El neoliberalismo anarcocapitalista ha debido refugiarse en la soledad de la acción individual, o se ha camuflado de distintas maneras para insertarse en partidos políticos distintos a su singularidad ideológica, lo que evidencia una condición política en extremo precaria.
Este hecho puede ser el anticipo de una época cuando los “ismos” ideológicos desaparezcan por completo y sean sustituidos por un pragmatismo de ideales y de soluciones. Las ideologías son excusas para no pensar, aparentan ser inteligentes, pero idiotizan a las sociedades.
El autor es escritor.