Costa Rica abolió la pena de muerte. ¿Por qué pretenden ahora aplicársela a los no nacidos, a los más indefensos, mediante el aborto? Los médicos, desde diferentes sectores, han explicado que ellos saben cómo proceder y que no necesitan ninguna norma técnica para interrumpir un embarazo, que realmente es un portón para autorizar el aborto en cualquier circunstancia.
No es una iniciativa extrema la que Costa Rica necesita ni hoy ni mañana. El compromiso del país es por los derechos humanos, por el respeto al inicio y al final de toda vida humana.
Sabemos que después del aborto vendrá la eutanasia. Así ocurrió en otros países. El mejor ejemplo es Colombia. Los costarricenses como yo no queremos ninguna de las dos cosas. Queremos el respeto a la dignidad de toda vida humana, aunque la Comisión de Derechos Humanos esté presionando a Costa Rica en otro sentido.
Salvar dos vidas. De acuerdo con los argumentos esgrimidos hasta ahora, el aborto debe cubrir a todas las mujeres, como un derecho adquirido para hacer realidad la política de independencia en pro de sus derechos. Pero lo anterior implica la muerte de un ser humano.
Aquí, lo que está en juego es salvar las dos vidas, si llegara el momento límite. Debe tenerse en cuenta que en el nacimiento es necesario defender las dos vidas, tanto la de la madre como la del ser que está por nacer. Ambos deben ser respetados.
Nuestro país ha concretado el respeto a la vida humana al crear la seguridad social, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), el Hospital Nacional de Niños y el Hospital de las Mujeres. Asimismo, existen programas del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), la atención materno-infantil y los Ebáis. Programas presentes en la totalidad del país.
En esas instituciones, está presente el principio constitucional de defender la dignidad del ser humano, no la muerte o el asesinato en el seno materno, como solución a un problema social. Siempre hemos logrado respuestas humanas hasta en los problemas más difíciles.
Educar. Los costarricenses hemos hecho muchas cosas por la vida humana salvando al migrante, ayudando al náufrago o buscando la paz al eliminar el ejército como propusieron, y está recogido en las actas, Edgar Cardona, ministro de Seguridad durante el gobierno de la Junta Fundadora de la Segunda República, y José Figueres Ferrer.
El dinero, antes destinado a mantener las exiguas fuerzas armadas nacionales, fue destinado a la educación y la cultura.
Ese es el espíritu de la mayoría de los costarricenses: hacer todo para que nadie se pierda. Así se fundaron centenares de escuelas unidocentes, colegios nocturnos y programas especiales, como el Maestro en Casa, a fin de ayudar a terminar sus estudios a quienes menos tenían.
En toda sociedad, es posible ofrecer soluciones para defender la vida humana y evitar el aborto. Así lo han manifestado numerosos médicos en nuestro país al señalar que la norma técnica no es necesaria.
El proyecto de Pavas. Hace algunos años se puso en marcha un programa de ayuda para las mujeres de Pavas que enfrentan embarazos precoces. El plan está basado en consejo y apoyo.
No es una institución de Gobierno; es un esfuerzo de voluntarios, profesionales y de mujeres solidarias que han conseguido que las embarazadas recuperen la paz, den a luz a sus hijos y lleven cursos de capacitación para que disfruten un futuro positivo.
Así han podido nacer, con solidaridad y cariño, más de 900 niños, de manera que han encontrado un lugar feliz y de apoyo para sus vidas.
Esta es la Costa Rica que yo deseo, con paz, solidaridad, sin asesinatos, para proteger a los niños.
Yo creo que es posible vivir sin la norma técnica, pues de todas maneras varias resoluciones de los tribunales de derechos humanos en Europa y América no se cumplen.
No marquemos con sangre nuestros 200 años de independencia y dos siglos de democracia.
El autor es diplomático.