El deporte atrae a miles de millones de espectadores en el mundo; sin embargo, la mayoría no practica ninguno, aunque conocen los beneficios científicamente comprobados para la salud.
Para mejorar la salud física y mental de la población, debe fomentarse el deporte. Dedicar tiempo a la actividad física reduce los gastos que se incrementan a medida que envejecemos, disminuye la incidencia de enfermedades como la obesidad, la diabetes, el cáncer y las del sistema cardiovascular, las cuales saturan los hospitales y generan grandes costos médicos que afectan los presupuestos personales.
Una cultura del deporte es una inversión en el futuro. Desde la juventud es fundamental la educación y un desarrollo integral. La educación física debe volver a ser una materia básica en primaria, como una herramienta para aprender a trabajar en equipo y desarrollar la perseverancia, la concentración y la memoria, lo cual se traducirá en notables resultados académicos.
El deporte, por otra parte, aleja a los jóvenes de las drogas y la violencia. La juventud entusiasmada por un deporte aprende a respetar a sus compañeros, las reglas del juego, la igualdad de género, la solución pacífica de los diferendos, la comunicación, la honestidad, la justicia y los derechos humanos.
El deporte une
Otro aspecto positivo del deporte es que une a la gente. Un ejemplo son los juegos de las selecciones de fútbol. La gran mayoría de los costarricenses estamos unidos, cantamos nuestro himno y, si triunfamos, nos sentimos ganadores.
Un partido de fútbol causa felicidad, angustia, euforia, rabia, desesperación, nerviosismo, admiración, bienestar y, algunas veces, frustración, confusión y tensión, pero unidos sostenemos la esperanza del triunfo.
Somos críticos si perdemos, pero siempre volvemos a luchar con la esperanza de superarnos. No cabe duda de que un tropiezo enseña, pero no nos rendimos. Todos queremos ganar en el fútbol o en cualquier deporte.
Todo deporte exige disciplina, trabajo en equipo, iniciativa, perseverancia y concentración, al igual que en toda actividad profesional. El deporte genera mayor autonomía e independencia, menor estrés, ansiedad y depresión, y promueve un estado de ánimo más positivo.
El deporte une a personas de diferentes estratos sociales y rompe barreras, algo crucial en una sociedad cada vez más polarizada por los discursos de odio. Por tanto, también protege la democracia.
Más atletas
Existe toda una institucionalidad capaz de impulsar la práctica deportiva como parte de la vida cotidiana y de formar atletas con propósitos competitivos.
Los municipios, las asociaciones deportivas y de desarrollo, el MEP, el Ministerio de Salud, el INVU, el Icoder, la CCSS y las decenas de entidades encargadas de remediar los graves problemas sociales no se preocupan por la infraestructura física y humana en el campo del deporte.
Está claro que el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder) carece de músculo financiero, político y humano para manejar un programa de esta envergadura. Tampoco es viable crear un nuevo ministerio.
La solución inmediata es cambiar la estructura del Icoder para que sea un ente técnico que coordine, con las instituciones y la empresa privada, las acciones a corto y mediano plazo.
Esta solución requiere apoyo político sobre la importancia del deporte. En todos los centros de enseñanza, públicos o privados, debería haber una infraestructura mínima dedicada a la práctica deportiva.
Todo plan de desarrollo inmobiliario de cierto tamaño debería incorporar a sus diseños no solo áreas verdes, sino también facilidades deportivas.
Los planes reguladores deben incluir sitios donde la población pueda ejercitarse. A lo largo de muchos años, casi todos los cantones destruyeron las instalaciones deportivas y nunca fueron sustituidas, aun teniendo terrenos y recursos.
Bien haría el Estado en preocuparse por este problema y ceder el mantenimiento y la vigilancia a la empresa privada. No debería haber disparidad entre las zonas rurales y las urbanas. La falta de infraestructura deportiva limita las oportunidades de participación y nos cobra una factura muy cara en problemas sociales y económicos. Es tiempo de corregir y buscar soluciones.
El autor es ingeniero.