¿Qué habría pasado si a mediados del siglo XIX el gobierno de Braulio Carrillo hubiera sido exitoso a la hora de construir la carretera hacia Sarapiquí y el Caribe? Fracasó, sí, pues la complejidad tecnológica y los requerimientos de capital del proyecto estaban fuera del alcance de una modesta sociedad de menos de 100.000 personas. Todavía existen restos del camino que empezaron a construir por Moravia adentro.
Especulemos un poco. Diría que la selva del Zurquí no existiría, los colonos habrían volteado la montaña y tendríamos un peladero de potreros y tacotales. Por ser una zona vital para el régimen lluvioso del Valle Central, pensaría que la región sería mucho más seca. Habría habido flujos de migración más tempranos hacia el Caribe y el norte, de manera que estos lugares serían más pobladas y con ciudades más antiguas y grandes que las que tenemos hoy ahí.
Esas migraciones habrían evitado la creación del enclave bananero a finales del siglo XIX. No habría habido tierras “vacías” para concesionar como parte del pago para la construcción del ferrocarril hacia Limón. Imagino que Costa Rica hubiera seguido moviéndose hacia el norte y algunos gobiernos habrían querido apoderarse de regiones del sur de Nicaragua. Pienso que la economía cafetalera del Valle Central habría sido sustituida como pilar del dinamismo nacional por una economía ganadera extensiva y la minería. Finalmente, habrían sido probables los conflictos recurrentes entre San José y el centro urbano dominante en la región norte-Caribe, lo que habría causado inestabilidad política y un ambiente más hostil para la democratización de la sociedad costarricense.
Esta es una ficción contrafactual, una rama de la historia que se ha desarrollado de manera más sistemática y rigurosa que, por supuesto, estas líneas. Pudiera ser que la carretera más bien habría acelerado el progreso y evitado la catástrofe ambiental y las tensiones políticas. Lo dudo, pero también podría discutirse ese relato. El punto es este: la conciencia sobre las implicaciones estratégicas de una decisión ayuda a evitar errores y chapuzas, a valorar lo importante y anticipar riesgos. Pensemos: ¿Cómo sería el país sin una Sala Constitucional? O estas: ¿Cómo sería Osa sin el parque Corcovado? ¿Nuestra sociedad sin la universalización de servicios de salud pública? ¿Nuestras ciudades sin cambios en el sistema de transporte?
vargascullell@icloud.com
El autor es sociólogo, director del Programa Estado de la Nación.