Columnistas

Prejuicio como arma política

Como que los seres humanos no aprendemos o, peor aún, no queremos aprender

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Nada más fácil en esta vida que estimular los prejuicios contra las minorías con tal de ganar el favor de las mayorías. No requiere un gramo de inteligencia ponerse a hablar contra los extranjeros para acusarlos de ser los culpables de la ola de crímenes. O hablar contra los gais y la “gente rara” para responsabilizarlos de la falta de valores. O para decir que todos los funcionarios son unos vagos, que “todo es culpa” de los judíos platudos, que los chinos son gente de poco fiar, que los indígenas son tontos y vagos.








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