Entre los cambios tecnológicos de la cuarta revolución industrial, están los relacionados con la internet de las cosas, la inteligencia artificial y la robótica avanzada, que posibilitan la automatización de muchas tareas, no solamente las rutinarias, sino también algunas cognitivas.
La automatización incide en la eficiencia con que operan las empresas y los costos de producción, lo que mejora la competitividad de las firmas. Adicionalmente, dado el impacto de la automatización en la oferta y demanda laborales (cambios en las habilidades y conocimientos que se demandan y ofrecen) esta presenta retos y oportunidades para el mercado laboral y la competitividad de los países.
Hace unos años, participé en un estudio pionero sobre los efectos de la automatización en el empleo y la competitividad en tres sectores de exportación de Costa Rica. Analizamos la automatización tanto donde predominan las empresas domésticas (productos alimenticios) como las empresas multinacionales (servicios offshore), y otro donde coexisten ambos tipos (tecnologías de la información y la comunicación).
El estudio concluye que la automatización es un proceso aún incipiente en Costa Rica y que su intensidad varía según el ámbito productivo. Parece que avanza más rápidamente en las TIC y offshore que en los campos más tradicionales, como el de procesamiento de productos alimenticios.
Además, aún bajo las mejores condiciones, es difícil esperar que la automatización ocurra aceleradamente. En los servicios, tiende a empezar con el uso de tecnologías más simples, sobre todo, en tareas relacionadas con trabajo muy rutinario, y luego se expande a áreas que integran actividades mucho más complejas, apoyadas por tecnologías más avanzadas, como la automatización inteligente. No obstante, la automatización está teniendo ya efectos en el empleo y la competitividad.
En el empleo, genera pérdidas en ocupaciones con tareas rutinarias y que requieren poca capacitación. La automatización está reduciendo las fuentes de trabajo en la categoría de operarios y aumentando la cantidad en actividades de mayor grado de calificación, como ingenieros, científicos y técnicos.
Por otra parte, las habilidades más valiosas de los trabajadores en un entorno automatizado son la capacidad analítica, creatividad, habilidad para aprender rápidamente, pensamiento lógico, conocimiento del inglés, programación de software, conocimiento sobre robótica y automatización.
En términos generales, la automatización repercute en procesos que antes se hacían de manera manual y obliga a las empresas a redefinir los puestos de trabajo.
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Impacto en la competitividad
En todos los sectores estudiados, los beneficios de la automatización, en términos de productividad, eficiencia, reducción de costos y otros factores, son similares y positivos. Por tanto, es esencial que las empresas adopten la automatización para prevenir una pérdida significativa de competitividad frente a otras empresas que sí se automatizan y hacer frente a competidores de otros países.
Instituciones como el Sistema de Banca para el Desarrollo y el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) desempeñan un papel fundamental para apoyar a las empresas de menor tamaño en su transición hacia la automatización.
Entre los obstáculos figuran el costo y la falta de conocimiento y habilidades necesarias. Por ejemplo, parece que muchas empresas no tienen una idea clara sobre los beneficios que la automatización ofrece, lo cual frena considerablemente su difusión.
La ejecución exitosa de la automatización también depende de la disponibilidad de empleados que entiendan cuáles procesos están involucrados en el funcionamiento de una empresa y cómo optimizarlos de manera que sean aptos para la automatización, así como técnicos calificados para instalar y dar mantenimiento al hardware y software requeridos.
Pero una vez que se ponen en práctica las soluciones automatizadas, las mayores ganancias en competitividad se obtienen cuando los empleados cuentan con una combinación de habilidades duras y blandas que les facilitan aprovechar estas soluciones e incrementar la productividad. Por ende, garantizar una oferta adecuada de este tipo de trabajadores y ayudar a los empresarios a entender mejor las ventajas de la automatización son claves para el éxito de las empresas en un mundo automatizado.
El gran reto para la automatización
La automatización suele producir un desacoplamiento entre el crecimiento de la productividad y la creación de empleos. De no atenderse apropiadamente este reto, la consecuencia será más desigualdad en el mercado laboral (i. e. trabajadores con las destrezas requeridas para un entorno automatizado con mayor demanda frente a trabajadores sin dichas destrezas, que enfrentan el riesgo de ser despedidos).
Además, la existencia de una brecha entre la oferta y la demanda por recursos humanos en ciertos trabajos claves para los procesos de automatización puede resultar en una inflación salarial, lo cual reduciría la competitividad de las empresas que operan en Costa Rica, sean nacionales o extranjeras.
Lo anterior situación plantea un doble desafío para Costa Rica. Por una parte, cómo apoyar a los trabajadores que no poseen las destrezas para laborar con éxito en un entorno automatizado y requieren ser reinsertados en el mercado laboral. Por otra, cómo preparar a los futuros trabajadores para que participen exitosamente en la cuarta revolución industrial. En ambos casos, el elemento más importante para afrontar estos desafíos es mejorar las habilidades duras y blandas de los individuos.
Para apoyar la reinserción de trabajadores que pierden sus empleos producto de la automatización, se necesitan políticas públicas que atiendan esta necesidad.
Lo anterior se puede hacer tanto mediante la mejora del currículo de los centros de capacitación públicos (INA y colegios técnicos) como con el otorgamiento de incentivos para que las empresas entrenen a los trabajadores.
Esto último se puede hacer usando los fondos del INA como banca de segundo piso, financiando así cursos de capacitación que esta institución no puede impartir, pero sí terceros, como en muchos países de la OCDE.
Es vital emplear una estrategia de mejora continua de las habilidades de los empleados, tanto para que sean más productivos en el mismo puesto (upskilling) como para que trabajen en nuevas posiciones laborales (reskilling).
El autor es presidente de la Academia de Centroamérica.
