Hay propuestas o actos que se nos presentan como acciones que mejorarán nuestra vida y nos cuidarán de lo malo y peligroso que ella puede deparar, pero son todo lo contrario. En los últimos meses, hemos sido testigos y víctimas de lo anterior. Me enfocaré en algunos atinentes a la salud pública.
El Ministerio de Salud nos sorprendió hace pocos días con la solicitud de ocultar el etiquetado frontal de las bebidas y los alimentos importados porque “no responden a la regulación establecida en Costa Rica”. Se argumentó que el Reglamento Técnico Centroamericano (RTCA) no explicita los niveles considerados excesivos para componentes de los alimentos como sodio, azúcar, grasas y calorías.
No obstante, la misma normativa ofrece la posibilidad de complementar las etiquetas nutricionales de muy difícil lectura con otros elementos que faciliten la comprensión sobre el riesgo de consumir productos empaquetados o envasados. En esta categoría entrarían las etiquetas nutricionales frontales.
Es lamentable que sea el Ministerio de Salud el que lance una instrucción que más bien facilita la exposición a factores de riesgo primarios, prevenibles, para desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles que, junto con los cánceres, son las que más carga de enfermedad e impacto producen en los sistemas de salud del mundo.
La diputada Andrea Álvarez, con el apoyo de la Asociación Costa Rica Saludable, presentó un proyecto de ley para regular este asunto y no estar a expensas de los caprichos del gobierno de turno. En el período 2018-2022, la diputada María José Corrales planteó una iniciativa (expediente 22065) que promovía un consumo informado de alimentos y bebidas no alcohólicas. En lugar de avanzar, nos estacionamos, y ahora retrocedemos.
Productos lácteos
Por otro lado, el Ministerio de Agricultura pretende eliminar las regencias médico-veterinarias en una serie de establecimientos que, por salud pública, deben estar bajo la vigilancia y el control profesional, científico y técnico de un médico veterinario para garantizar la inocuidad de los alimentos.
Según el texto, se busca mejorar la salud pública; sin embargo, el ministro Víctor Carvajal dijo a los ganaderos de Guanacaste que era para abaratar los costos de producción y reducir la burocracia. Es como pedir que se eliminen los requisitos de construcción a casas de interés social con el objetivo de abaratar costos. Creo que el símil no merece mayores explicaciones.
Si el decreto entra en vigor, quienes producen de 10.000 a 150.000 litros de leche al mes quedarían exentos de la regencia, pues para él son “pequeños”.
Quienes producen menos de 10.000 en este momento están exentos de la vigilancia sanitaria del proceso para la producción de queso y otros subproductos. Esto significa que sistemas que obtienen cerca de 1.400 kg de queso fresco y 200 kg de natilla al mes, o sea, 16,5 toneladas de queso y 2,5 toneladas de natilla al año, no requieren control sanitario. Multipliquen eso por 10, y aun estos tampoco deberán ser controlados.
La producción láctea diaria ronda los 3,1 millones de litros. Cerca del 40 % procede del sector artesanal y casi el 81,5 % se convierte en quesos, un 6,3 % en natilla y el 12,5 % se comercializa como leche fluida. Además, el consumo per cápita anual supera el equivalente a 22 litros de leche.
Con estos datos, está claro que el riesgo de enfermar por ingestión de productos lácteos contaminados no sujetos a control de inocuidad será mayor; entonces, la propuesta del ministro es una mala idea. Parece ignorar lo que es la salud pública y cómo su ministerio desempeña un papel preponderante en ella.
Mientras tanto, se continúan aplicando toneladas de pesticidas de uso agrícola cuyo daño ambiental es grave y con potenciales efectos nocivos directos en las personas. ¿Qué se hace al respecto? Muy poco.
Tabaco y otros
Adicionalmente, Nydia Amador Brenes, de la Red Nacional Antitabaco, señaló que se dejó de lado la actualización de la normativa sobre el consumo de tabaco y sus sucedáneos, tales como los vaporizadores. Lejos de avanzar hacia una población menos expuesta al tabaquismo, a pesar de los compromisos adquiridos con la OMS por medio del Convenio Marco de Control de Tabaco, tomamos la dirección contraria.
Las trabas para la aprobación de la propuesta de ley 22497 sobre etiquetado neutro despiertan serias dudas sobre el real interés de nuestros diputados de aprobar leyes tendentes a mejorar la salud pública.
Por otro lado, la presidencia de la República objetó el proyecto de ley que le concede rango constitucional al derecho al deporte y la recreación. Esta fue una propuesta de José María Villalta y María José Corrales en el período 2018-2022, finalmente aprobada la semana pasada. Quizás, para el presidente, Rodrigo Chaves, aceptar este derecho implique destinar recursos a un ministerio que es de poco impacto real.
La separación de Álvaro Ramos de la Caja, la remoción ilegal de varios miembros de la Junta Directiva, el discurso recurrente de la presidenta ejecutiva y del propio presidente Chaves acerca de que la Caja está quebrada, a contrapelo de lo expresado por diversos gerentes y estudios de varias instituciones nacionales e internacionales, socavan la confianza en el principal prestador de servicios de salud, y que tiene la responsabilidad de ofrecer atención primaria y brindar atención de la enfermedad.
Además, el debilitamiento de la educación pública en todos sus niveles es otro golpe a la salud: un pueblo educado está más cercano a la salud. Las actitudes, las prácticas y los conocimientos sanitarios se adquieren desde la enseñanza preescolar y se afianzan con el curso de la vida en las aulas. Sin embargo, existe el riesgo de que se desatienda la educación en salud y para la vida, a costa de la formación en áreas puramente instrumentales con el fin de satisfacer al mercado laboral basado en ciencias, matemáticas e ingenierías.
No puedo asegurar que las propuestas y posturas de nuestra clase política tengan el propósito de producir personas más enfermas, pero da la impresión de que no se dirigen a tener una población más sana. Podría concederles el beneficio de la duda y pensar que tienen buenas intenciones, pero mi madre viene de nuevo a mi mente cuando me decía “Jotilla, de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”.
El autor es profesor de Epidemiología en la UNA desde hace 20 años. Ha publicado unos 140 artículos científicos en revistas especializadas.