El McKinsey Global Institute ha advertido que un 15 % de los trabajos serán automatizados para el año 2030 y en países tecnológicamente más avanzados, o con población más envejecida, la situación será más dramática. En Estados Unidos y Alemania, será de un 30 %, y en Japón un 50 %.
Esta coyuntura no es ajena a nuestro país, por lo que vale la pena estudiar qué hacen otras naciones. Por ejemplo, en el 2014, ATT cambió el 75 % de sus redes a sistemas controlados por software con vigencia hasta el 2020. Pero, se percató de que el mercado laboral no contaba con talento para afrontar el cambio.
Decidieron ofrecer facilidades de reentrenamiento a su personal con cursos en línea o incentivos para que cursaran maestrías en ciencias o afines, y una vez graduados ATT les ayudaba con el costo. Como contraparte, los trabajadores debían estudiar en horas no laborables.
Se trata de un cambio al acostumbrado reentrenamiento en horas laborales, pero más consistente con un mundo altamente competitivo y donde el 93 % de los millennials están dispuestos a pagar por su reentrenamiento.
Algunos consideran esta la hoja de ruta para otras empresas, por un lado positivo, pero preocupante, porque podría generar más disparidades de género por disponer las mujeres de menos horas fuera del trabajo por la persistente doble jornada.
Un sistema que me llamó la atención es el de insignias digitales, cada vez más popular por su facilidad y potencial de reentrenamiento continuo, el cual consiste en una certificación de algún logro, aprendizaje, habilidad o interés que es validado por el mercado laboral (ej. LinkedIn).
Retomado de los scouts, y utilizando una plataforma en línea abierta, gracias a Mozilla, las fundaciones Mac Arthur y Gates, más de 1.500 ONG, agencias de gobierno y empresas se han sumado a esta fórmula rápida de aprendizaje, que además facilita el establecimiento de metas, afirma la reputación y reafirmación frente al grupo.
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En un entorno donde la capacidad de aprender de manera continua es más importante que los títulos, y que la oferta no satisface la demanda laboral es un llamado de atención a la inflexibilidad de instituciones como el Conesup, o la inefectividad del INA, en el que 2 de 3 de sus graduados no consiguen empleo.
La autora es politóloga.