Mientras la mayoría de los costarricenses nos preparamos para celebrar la Semana Santa, un gran número de mujeres saben que en esos días vivirán el recrudecimiento del círculo de violencia. Las estadísticas muestran que durante los tiempos de vacaciones la violencia aumenta. Un tiempo para la sana recreación, el convivio familiar y la oración se convierte para muchas en historias de terror.
Es gracias a instrumentos como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia, conocida como la Convención de Belém do Pará (1994), que se nos reconoce a las mujeres el derecho a una vida libre de violencia y a esta como una violación de derechos humanos.
La Convención incorporó dentro del ámbito de protección tanto lo público como lo privado, fundamental avance, frente a sociedades que no se inmiscuían en los “asuntos privados”, lo cual dejaba a las víctimas desprotegidas.
Entre el 2016 y el 2017 murieron 52 mujeres, y en lo que va de este año llevamos la alarmante cifra de 14. Vale asimismo recordar el entorno de esas abultadas cifras, pues, además de las víctimas, están sus hijos y familiares sobrevivientes.
Dentro de ese marco destaco campañas como “No podemos seguir contando feminicidios” de varias oficinas del Poder Judicial que destacan cómo “el silencio nos hace cómplices” y “cómo la indiferencia mata”. ¿Qué quieren decir con esto? Que todos tenemos responsabilidad, pero podemos ser parte de la solución.
Tras una muerte es frecuente escuchar testimonios de personas que conocían la situación y no denunciaron. Una simple llamada al 911, convertirse en apoyo, aviso o resguardo a una persona que sufre violencia puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
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Celebro campañas como #CostaRicaSinViolencia y la iniciativa Salvando las Vidas de las Mujeres, cuyo cometido es ayudar a informar y sensibilizar a la población sobre los tipos de violencia contra las mujeres, la necesidad de que estas tengan redes de apoyo y la importancia de denunciar.
Si conocemos algún caso y queremos ayudar, del 911, podemos interponer la denuncia ante el OIJ, llamar al 800-8000-645, contactar a la Oficina de Protección a la Víctima del Delito, teléfono 2253-2944. Es responsabilidad de todos que no haya ni una víctima más.