Mientras una mayoría de los costarricenses nos aprestamos con gran entusiasmo a vestirnos con la camiseta roja de la Tricolor y celebramos nuestra participación en el Mundial de Rusia, para muchas mujeres es el inicio o el recrudecimiento de una historia de violencia.
Debe reconocerse que el fútbol, ese lenguaje convertido en pasión, que une a amigos con desconocidos y puede convertirse en una fiesta nacional al unir en una sola voz el alma de un país, cuenta con esa otra cara: el aumento de la violencia contra las mujeres.
Para darnos una idea de la magnitud del problema, hace cuatro años el Inamu, junto con los órganos policiales, publicó el recuento durante los partidos jugados por la Selección. Por ejemplo, las llamadas por violencia doméstica al 911 trasladadas y atendidas por la Fuerza Pública durante la primera fecha contra Uruguay el 14 de junio fueron 388 (sábado), el día 20 contra Italia las llamadas fueron 335 (viernes), contra Inglaterra bajaron a 216 (martes) para recrudecer el 29 de junio contra Grecia con 486 llamadas (domingo).
Cuatro años después, la situación no ha mejorado. El 13 de mayo, durante el clásico Saprissa-Alajuela, el 911 registró 73 llamadas. Lástima que no se continuó llevando el tercer marcador, eso nos ayudaría a dimensionar la profundidad del problema: una llamada cada 1,2 minutos.
Iniciativas como la del campeonato italiano del 2018 #unrossoallaviolencia para lo cual los jugadores se hicieron una marca labial roja en sus rostros, ayudan a combatir este flagelo.
Promovida por el Inamu y la Unafut, en la final del campeonato entre Saprissa y Heredia, se utilizaron camisetas con un “Vivamos la fiesta del fútbol sin violencia contra las mujeres” con el fin de prevenir y frenar la violencia machista. Fue un buen esfuerzo, pero resultó insuficiente, pues ese día (domingo) el 911 recibió 423 llamadas, esto demuestra que aún hay mucho por hacer.
Sin duda, el fútbol saca lo mejor y lo peor de las personas. En esta última faceta, hoy les digo a los agresores: las mujeres no somos balones de fútbol, ni sacos de boxeo donde ustedes impunemente pueden descargar su mal administrado temperamento. A las autoridades policiales y judiciales, en nombre de las mujeres, saquemos tarjeta roja y apliquemos cero tolerancia y cero impunidad.