Señores del gobierno, déjense asesorar por los que saben
Costa Rica tiene excelentes expertos en salud pública, epidemiología y vacunación
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PorÁlvaro Salas Chaves
No existe en este mundo nada más difícil que cambiar la ley de las costumbres. Introducir hábitos de higiene como el lavado de manos diaria y sistemáticamente, el uso correcto de la mascarilla, el distanciamiento social y la administración de las vacunas con primera y segunda dosis y, luego, primero y segundo refuerzos, requiere mucha disciplina, constancia y una autoridad superior que lo exija y haga obligatorio. En fin, de una nueva cultura sanitaria.
Después de dos años y dos meses, de 866.164 personas infectadas que han sufrido la enfermedad y 8.444 lamentables muertes de niños y ancianos, de madres y padres, hemos incorporado la mascarilla como el instrumento de protección contra un virus respiratorio que resultó ser tremendamente letal en el planeta.
Ahora, por razones que no son las de la salud pública ni las de la epidemiología, nos vienen a cambiar estas sanas costumbres aprendidas con gran sacrificio por toda la población.
Entre todos, autoridades, medios de comunicación, profesionales y expertos en salud pública logramos mayoritariamente incorporar en nuestro pueblo sanos hábitos sanitarios, con resultados altamente positivos y satisfactorios, comparables con los mejores del mundo, como es de amplio conocimiento nacional.
Ha sido tan influyente que el constante lavado de manos, con abundante agua y jabón como requisito para ingresar a escuelas y colegios, a las iglesias y estadios, a los hospitales y clínicas, a los supermercados y tiendas, ha contribuido a disminuir el número de casos de diarreas en niños y adultos y otras enfermedades respiratorias.
De igual manera, hemos procedido con las vacunas. Ha sido una campaña sistemática en todos los estamentos sociales de la población por igual, a fin de convencer a la gente de la necesidad de la aplicación.
Ha habido que luchar contra todas las resistencias imaginables. Y no menciono aquí el costo millonario que ha implicado para las finanzas públicas de este país.
Por eso, hay que completar los esquemas de vacunación, porque está demostrado que los refuerzos son indispensables para detener la diseminación del virus y sus variantes.
Sigamos cuidándonos, indistintamente de lo que establezcan los confusos decretos de las nuevas autoridades. Esta pandemia no ha terminado, al contrario, hay un incremento del 60% de nuevos casos y aumentarán los internamientos y las muertes, sin duda.
Señores del gobierno, si son tan amables, déjense asesorar por los que saben de salud pública, de epidemiología y de vacunas, que son muchos y muy buenos. Espero que no sea demasiado tarde y tengan que pagarlo las personas más humildes e inocentes del país.
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