El aumento de la productividad es fundamental para lograr un mayor crecimiento económico y, por ende, un mejor nivel de vida para las personas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha señalado el papel que desempeña la productividad en el desarrollo empresarial y la creación de empleo.
El aumento de la productividad también es uno de los objetivos de desarrollo sostenible en la Agenda 2030, la cual se centra en el crecimiento económico y la promoción del empleo productivo. Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la productividad laboral (producción por hora trabajada) es una condición previa clave para un elevado crecimiento de la producción, el empleo y los salarios, y fundamental para el crecimiento a largo plazo de los niveles de vida.
Varios estudios señalan que la productividad laboral en Costa Rica muestra una tendencia creciente durante los últimos treinta años, con una aceleración a partir del 2005. De hecho, mientras en el período 1991-2005 la tasa de crecimiento anual de la productividad laboral fue del 0,8 %, en el período 2005-2021 fue del 3,2 %.
Algunos de estos estudios sugieren que este incremento en la tasa de crecimiento de la productividad laboral, a partir del 2005, está asociado a cambios estructurales notables en la economía, tales como una mayor atracción de inversión extranjera directa (IED) en sectores de alta tecnología (ciencias de la vida y servicios corporativos), el crecimiento continuo de encadenamientos productivos entre empresas multinacionales y empresas proveedoras locales y la inserción cada vez mayor de empresas nacionales en las ventas al exterior de bienes y servicios más sofisticados.
Recientemente, otros estudios señalan que la liberalización del mercado de las telecomunicaciones y los seguros también contribuyó al incremento de la productividad en el país.
Respecto a la atracción de IED y los encadenamientos productivos, se ha encontrado que los proveedores locales, cuya primera empresa multinacional cliente (MNC) pertenece a un sector de alta tecnología, evidencian grandes impactos en su productividad.
De hecho, los nuevos proveedores de una MNC de zona franca aumentan su productividad un 12 % el primer año después de comenzar a ser proveedores, mientras que aquellos que proveen a una MNC fuera de este régimen tienen un menor incremento (un 5 %).
El efecto es mayor cuando un mismo proveedor comienza a vender por primera vez a una MNC dentro y fuera del régimen simultáneamente, alcanzando un incremento en productividad del 16 %. Además, gracias a la apertura de las telecomunicaciones, se logró una mayor diseminación y uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC), no solo en el propio sector de las telecomunicaciones, sino también en otros intensivos en el uso de las TIC, todo lo cual tiende a impactar la productividad de estas actividades.
Exportaciones
En materia de exportaciones, la literatura señala que esta es una manera por medio de la cual las empresas en la actividad exportadora obtienen ganancias en términos de productividad, debido a la necesidad de invertir en mercadeo, mejorar la calidad del producto, innovar o aprender a hacer negocios con compradores foráneos (learning by exporting).
Al analizar la transformación estructural de la economía costarricense según el índice mundial de diversificación y complejidad de las exportaciones, se puede afirmar que Costa Rica es una economía dinámica con un nivel moderado de diversificación de las exportaciones (posición 44 de 133 países).
Este índice clasifica los países según el grado de diversificación (cuántos diferentes tipos de productos elabora) y complejidad (sofisticación tecnológica) de su canasta exportadora.
Por otra parte, una reciente publicación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) muestra que las exportaciones de bienes de Costa Rica crecieron de manera significativa durante las últimas dos décadas, y muestra una tasa de crecimiento promedio anual del 6,1 % durante el período.
Además, desde el punto de vista de destino, si bien el mercado centroamericano sigue siendo significativo, su importancia relativa no ha cambiado mucho y se mantiene cerca del 20 %, con lo que las exportaciones extrarregionales son las de mayor peso en la canasta exportadora (un 80 %).
Según el estudio citado, pareciera que ha habido una mejora significativa en la sofisticación de las exportaciones extrarregionales costarricenses, ya que las ventas al exterior de bienes orientados por la investigación fácilmente imitables se redujeron de un 36,4 % en el 2000 a un 1,9 % en el 2020, mientras que las exportaciones de bienes orientados por la investigación difícilmente imitables aumentaron significativamente, al pasar de un 13,6 % en el 2000 a un 39,5 % en el 2020.
Los principales productos incluidos en esta última categoría son instrumentos de precisión y científicos, y máquinas y aparatos eléctricos, muy relacionados con la atracción de IED.
La importancia de las exportaciones de bienes intensivos en materias primas se incrementó también durante estas dos décadas, del 34,6 % al 42,8 %, para convertirse en el principal rubro de exportación extrarregional de Costa Rica, seguido por los bienes orientados por la investigación difícilmente imitables (un 39,5 %).
Mayor crecimiento
El resultado anterior es relevante, porque la evidencia empírica muestra la trascendencia de mover la oferta exportable de un país a productos cada vez de mayor valor agregado. Según la literatura en este campo, los países que exportan bienes asociados con mayores niveles de sofisticación crecen más rápidamente.
Se argumenta que la razón de esta mejora en el crecimiento se debe a que la producción de estos bienes está sujeta a externalidades positivas (derrames de productividad) y rendimientos crecientes. Así, qué exportar tiene implicaciones importantes para el crecimiento económico.
Es muy diferente exportar papas fritas o microchips, ya que la capacidad de las exportaciones para fomentar y sostener el crecimiento del producto interno bruto está relacionada no solo con el volumen, sino también con la estructura de las exportaciones.
Se afirma que realmente importa si una nación se especializa en papas fritas o microchips, ya que la producción de estos últimos genera derrames en tecnología y desarrollo de capital humano (derrames de productividad) que fomentan el crecimiento en otras industrias y se fortalece toda la economía, desde el sistema educativo hasta la seguridad nacional.
De lo anterior, está claro que Costa Rica debería procurar constantemente conseguir una mayor sofisticación productiva en su oferta exportable, principalmente aquella en la que participan productores de capital nacional que operan en el régimen definitivo.
Según el estudio de la Cepal, las exportaciones de este grupo de empresarios equivalieron al 41 % del valor total de las exportaciones de bienes en el 2021. Por ello, urge contar con una política en ciencia, tecnología e innovación claramente definida y enfocada en apoyar los esfuerzos de empresas nacionales que estén involucradas o deseen estarlo, directa o indirectamente (encadenamientos), con la actividad exportadora.
El autor es presidente de la Academia de Centroamérica.