Costa Rica requiere un presidente sensato. El ‘show’ incendiario que hizo Chaves en Limón se basó en un bulo. No era tal que la Contraloría frenó obras
Comencemos por el final: el show incendiario protagonizado por Rodrigo Chaves, el 16 de abril, en Limón, se sustentó en un bulo. Y, una vez más, documento mata mentira: Japdeva admitió en un oficio que la Contraloría General de la República nunca anuló la construcción de una terminal de cruceros y una marina, tal como, crispado, se lo garantizó el gobernante a los ciudadanos movilizados a ese espectáculo.
Era noticia falsa que el documento del 8 de setiembre, enviado por la Contraloría a la Junta de Administración Portuaria y Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva), constituyera un “criterio” para obstruir las obras. Era, nada más, un “recordatorio” para que se respetara la ley al hacer alianzas estratégicas con el sector privado. Dos veces, desde el título, menciona “recordatorio”.
Dos meses después, el 13 de noviembre, Japdeva respondió y lo aceptó como “recordatorio”, al punto que, 23 veces repitió la palabra. Y, el 22 de marzo, la Contraloría contestó las dudas y 14 veces citó la palabra; 39 veces, en total, se aclaró en las tres notas: “Recordatorio”.
De ahí que la exhibición de furia de Chaves es absurda. La forma en que vociferó contra doña Marta Acosta, contralora de la República, la existencia de la Contraloría y las licitaciones fueron un desperdicio de tiempo y dinero. Esa movilización del gobernante, con su caravana de funcionarios y vehículos, costó millones que pagamos los ciudadanos.
Ese caro acto era innecesario y se hubiera evitado si más bien él emplazara a dejarse de excusas a quienes colocó a administrar en Japdeva.
Ver al presidente en ese delirio, irrespeto y desequilibrio mental para azuzar (y usar) a los limonenses, alarma. Es imperativo que demuestre respeto absoluto hacia su investidura, que comprenda que el respeto no se gana automáticamente por el cargo que ostenta, sino a través del estricto apego a la ley y la verdad, evitando promover rumores, embustes y violencia.
Con apenas dos años restantes en su mandato, es fundamental que se enfoque en cultivar la cordura; que se concentre en la gobernanza eficaz, en cumplir promesas de campaña y afianzar la paz social. La estabilidad y el progreso dependen de su sano juicio. El país necesita un presidente sensato.
Ingresó a La Nación en 1986. En 1990 pasó a coordinar la sección Nacionales y en 1995 asumió una jefatura de información; desde 2010 es jefe de Redacción. Estudió en la UCR; en la U Latina obtuvo el bachillerato y en la Universidad de Barcelona, España, una maestría en Periodismo.
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