La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, es la persona de más alta jerarquía de los Estados Unidos que viaja a Taiwán desde 1997. Si bien reconozco que puede haber información a la que no hay acceso, que explique este mensaje de apoyo a Taiwán, lo cierto es que la visita se realiza en un momento político y geopolítico complejo.
Dos consecuencias son inevitables: acrecienta las tensiones entre Estados Unidos y China, y entre China y Taiwán. Esta última, el eslabón más débil en la ecuación y que ya ha sufrido demostraciones de la fuerza aérea y marítima china, además de sanciones comerciales.
La visita se efectúa en un momento crítico por la invasión ilegítima de Rusia a Ucrania y las advertencias estadounidenses a China de no intervenir. No ayudan las afirmaciones hechas por Biden el 23 de mayo, en cuanto a un compromiso de defensa militar de Estados Unidos a la isla, que, pese a ser desmentidas por altos funcionarios, dejan una fundada duda si es un cambio de la histórica política de ambigüedad estratégica hacia Taiwán.
Los presidentes Biden y Xi Jinping necesitan fortalecer su imagen y respaldo político; el primero, por las elecciones de medio período en noviembre, y, el segundo, por la intención de buscar un tercer mandato en el XX Congreso del Partido Comunista en octubre. La visita de Pelosi los pone en aprietos al evidenciar la incapacidad disuasoria de ambos.
Recordemos que China reclama Taiwán como territorio propio y exige de los demás países la política de una sola China, por lo que la visita de Pelosi es percibida en Pekín como una “gran provocación política”.
El malestar entre potencias puede atizar las preexistentes tensiones entre Estados Unidos y China, que podrían derivar, peligrosamente, en una escalada armamentista, por transgredir lo que algunos definen como la “línea roja” o alimentar fenómenos globales que nos afectan a todos, tales como los altos costos del petróleo y los alimentos, la inflación y la desaceleración de los mercados motores de la economía mundial. Por el bien común, esperemos que los líderes de ambos países tengan la capacidad de bajar el tono a la visita y que la sensatez prevalezca en la toma de decisiones.
Licenciada en Derecho de la Universidad de Costa Rica y Máster en Artes Liberales en Harvard University. Co-fundadora y Vicepresidenta del grupo empresarial "Alvarez y Marín Corporación". Mujer Empresaria del Año 2011, Premio Alborada, Programa de Desarrollo Mujer Empresaria, Cámara de Comercio. Profesora, analista y conferencista.
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