FIRMAS PRESS.- Volodímir Zelenski y Vladímir Putin son enemigos, pero en sus mensajes de fin de año coincidieron en una cosa: tranquilizar a ucranianos y rusos respectivamente. O al menos intentarlo.
En cada uno de sus discursos, los dos líderes procuraron transmitir optimismo pensando en el inicio del 2025; sin embargo, la realidad es más sombría de lo que ambos pretenden dar a entender.
Por una parte, Putin celebraba los 25 años que lleva en el poder, desde que en diciembre de 1999 Boris Yeltsin le entregó la presidencia interina cuando todavía era un oscuro funcionario al servicio de la KGB.
Así comenzó su andadura en la primera fila de la política, a la que se ha atornillado hasta convertirse en gobernante autoritario, implacable con la disidencia y con ansias expansionistas que lo han llevado a una guerra con Ucrania que ya cumple tres años.
En un discurso en el que se congratulaba por su permanencia en el poder, quiso hacer hincapié en que el país avanza a pesar de los desafíos, pero los rusos afrontan grandes obstáculos: el desangramiento que ha causado la invasión a Ucrania, tanto en el plano humano, debido a las cuantiosas bajas de soldados, como en el económico, a consecuencia de la cantidad de recursos que el Kremlin está empleando para costear una guerra que se ha prolongado más de lo previsto.
El bolsillo de los rusos siente la galopante inflación, que en el 2024 se situó en un 10 % con los precios de los productos llegando a duplicarse o triplicarse.
Tampoco las tienen todas consigo cuando Putin afirma que todo “marcha bien”, en un panorama internacional en el que las sanciones de la Unión Europea persisten; uno de sus más firmes aliados, el ex dictador sirio Bashar al Asad, languidece en su exilio en Moscú; y es una incógnita qué tipo de relación establecerá el presidente electo, Donald Trump, una vez que se instale en la Casa Blanca a partir del 20 de enero.
Trump nunca ha ocultado su admiración por el hombre fuerte del Kremlin y ha asegurado que en cuanto asuma la presidencia resolverá “de inmediato” el conflicto entre Rusia y Ucrania, seguramente más en detrimento del país invadido que del invasor, si se tienen en cuenta las declaraciones que hasta ahora ha hecho el republicano.
Ciertamente, a Zelenski le quita el sueño lo que pueda suceder después del retorno de Trump, aunque en su mensaje a los ucranianos dio por sentado que cuenta con el apoyo de Estados Unidos en la era pos-Biden.
El presidente saliente ha facilitado el despliegue de recursos militares y de ayuda económica a Ucrania hasta el último momento de su administración, incluso a pesar de los republicanos, renuentes a proporcionar más asistencia a un aliado debilitado por el avance ruso en los territorios ocupados.
Pero ahora le toca al líder ucraniano bregar con Trump y limar las diferencias que ambos han tenido en el pasado, con la esperanza de que el estadounidense no se pliegue a las exigencia de Putin de que Ucrania renuncie a su soberanía como condición para acabar de una vez con la sangría en que se ha convertido la aventura imperialista de Rusia.
Todo eso y mucho más está por verse. En sus deseos para el año nuevo, Zelenski manifestó: “Un día, Ucrania volverá a unirse”, haciendo referencia a regiones como Crimea y partes del Donbás que el ejército ruso les ha arrebatado.
Entretanto, Rusia le dio la bienvenida al 2025 lanzando drones y misiles contra diversos territorios en Ucrania, principalmente en Kiev, para demostrar que la ofensiva, lejos de disminuir, va en aumento y sin contemplaciones a la hora de segar las vidas de civiles.
El pulso continúa entre la tenaz resistencia de Ucrania y la persistente agresión de Rusia.
@ginamontaner
Gina Montaner es periodista.