Escuchar
Costa Rica ha sido y seguirá siendo parte de la economía global. El asunto está en cómo competir exitosamente: para algunos, simplemente firmando programas de Ajuste Estructural o Tratados de Libre Comercio. Estos son paquetes de políticas idénticas para todos los países, independientemente de sus diferencias. Los PAE y el TLC parten de dogmas ideológicos, y por ello no construyen políticas a partir del estudio de las especificidades y de las aspiraciones de cada país, sino de su recetario.
Los dogmatismos siempre han encontrado pensadores locales que, al profundizar en sus propuestas, las acogen con lealtad y las defienden con celo, a tal grado que reiteradamente ignoran las propuestas hechas desde el país.
Esos pensadores locales no afirman, al atacar a quien dude del TLC, que sus propuestas sean deficientes o que estén erradas, sino que no existen. Para esos pensadores, globalización es homogeneización; avance es decir sí al dogma importado de manera ciega y total; expresar dudas o proponer reformas es obstruccionismo; oponerse al recetario universal es no tener propuestas; imitar la prontitud con que Nicaragua o Guatemala acogen el recetario es ser estadista.
Herramientas. Existe un conjunto de medidas sustantivas que permitirían vender más en Estados Unidos y a cualquier parte del mundo. Se trata, por un lado, de bajar costos promedios de producción, lo que es esencial para la competitividad; por el otro, de reducir los riesgos de invertir, lo que es clave para la retención y la atracción de capitales sanos. Las reiteramos una vez más aquí, por supuesto de manera resumida, debido al poco espacio.
En cada caso, mediante análisis rigurosos realizados por académicos de prestigio o por personas con experiencia empresarial y laboral, se han identificado las herramientas específicas para alcanzarlos.
Primero, debemos mejorar la calidad del capital humano por medio de un mejoramiento de la calidad de la educación pública. Segundo, debemos desarrollar la ciencia, la tecnología y la innovación, y apropiarnos de ciertos mercados por medio de ventajas tecnológicas. Por ejemplo: el país tiene posibilidades de innovar en la agricultura orgánica, el manejo de desechos, la maricultura y la acuicultura, la industria limpia, para competir en los mercados verdes. Tercero, debemos mejorar la productividad del sector público para que preste servicios baratos y eficientes al sector privado. Cuarto, debemos mejorar la infraestructura de transporte por tierra, así como la calidad de los aeropuertos y puertos. Quinto, debemos bajar las tasas de interés y la inflación, y estabilizar el tipo de cambio, con disciplina fiscal y monetaria. Sexto, debemos bajar la corrupción al mínimo, mejorar la transparencia, y garantizar requisitos y procedimientos neutrales y predecibles. Sétimo, debemos tener un plan de largo plazo que evite las ocurrencias y oscilaciones electorales y que le sirva de guía al empresario para decidir dónde invertir. Octavo, debemos garantizar la paz social mejorando las oportunidades de las personas esforzadas y honrada y construyendo decisiones mediante el diálogo con las organizaciones sociales y políticas.
Opciones y convergencias. También hemos estudiado la historia de los países exitosos. De ahí hemos aprendido que no hay uno solo que haya puesto en práctica el conjunto de políticas que Costa Rica tendría que adoptar si se ratificara el TLC. No lo hacen hoy, y menos cuando tenían nuestro nivel de desarrollo. Por ejemplo, para sorpresa de algunos que parecen creer que sin TLC no podremos vender a EE. UU., China le vende $250.000 millones sin tratado. Sus bajos costos de producción debidos, dentro de otros factores, a sus bajos salarios, explican parte del éxito. Nosotros más bien queremos salarios crecientes, pero el asunto de los costos debe ser afrontado, en nuestro caso, incrementando la productividad con las medidas arriba enumeradas.
No intentamos tener el monopolio de la verdad. En Costa Rica existen propuestas de la Tercera República, de Crisol, de la Uccaep, el Informe de los Notables, sólo para mencionar algunas. En todas ellas encontramos opciones serias y numerosas convergencias. ¿Cómo es que algunos escogen ignorar todo esto y suponer que no existen propuestas excepto las contenidas en el TLC?
