Uniones libres, del mismo sexo, reconstruidas, con hijos del otro, sin hijos, de nacionalidades mixtas, de visita, sin la bendición del cura, son algunas de las modalidades emergentes que están cambiando el paisaje de la vida en pareja y minando el matrimonio convencional. San Valentín es buena época para darles una mirada a las parejas ticas, aunque solo se desde la limitada óptica de un demógrafo.
El número actual de parejas constituidas en Costa Rica ronda los 850.000, un 27% de ellas en unión libre y un 13% con algún cónyuge extranjero (7% mixtas). La cifra del número de parejas esconde un margen de incertidumbre de varios miles, por ser una extrapolación del censo del 2000, pero también por distorsiones del censo, entre ellas el esfuerzo por tapar el Sol con el dedo y no contar parejas del mismo sexo.
Si el censo admite solo parejas heterosexuales y , supuestamente, esta es una sociedad monógama, el número de hombres en pareja debería ser igual que el de mujeres. Pues no. Hay cerca de diez mil mujeres más que hombres que se declaran en pareja.
Institución popular. La unión libre, amancebamiento o concubinato, es una institución popularísima de nuestra América mestiza, a pesar del celo de la Iglesia por eliminarla. Costa Rica no es la excepción, especialmente fuera de la Meseta Central. El censo da cuenta de un poco más de una unión libre por cada tres matrimonios. Pero incluso esta cifra esconde la importancia de la unión de facto. Entre los jóvenes menores de 25 años, por ejemplo, hay una unión con papeles por cada una sin papeles. Muchos jóvenes se están uniendo en una especie de matrimonio de prueba que luego lo legalizan. Y esta es una moda en rápido aumento. La proporción de parejas jóvenes arrejuntadas se disparó del 26% al 49% entre los censos de 1984 y 2000; y sigue creciendo.
La unión libre no es la única desviación del matrimonio que está aumentando, aunque es la más importante. Ya mencioné las uniones del mismo sexo, de las que tan poco sabemos. Las parejas con matrimonios previos, a menudo con hijos remolcados, son otra novedad, producto del incremento del divorcio. Una cuarta parte de los matrimonios celebrados en el 2004 incluyen novios que ya han estado casados. Por otra parte, el 7% de las parejas son de nacionalidad mixta y un 6% adicional de solo extranjeros.
Dependiendo de la óptica con que se mire, esta diversificación del matrimonio tradicional puede tomarse como una crisis nefasta del orden establecido por Dios y la ley natural -así me lo enseñaron los jesuitas- o la búsqueda de alternativas a una institución que no es más que producto social -propio de la sociedad burguesa dirían los marxistas-. En todo caso, aunque el matrimonio puede estar quedando obsoleto, la vida en pareja sigue en plena vigencia. Celebremos, pues, San Valentín!
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