Los resultados de las pruebas nacionales estandarizadas divulgados por el Ministerio de Educación Pública (MEP) impiden conocer el estado de la enseñanza costarricense y, sin ese entendimiento, es imposible vislumbrar las reformas necesarias para enfrentar las debilidades, seguramente existentes, aunque no identificables para quien revise el producto de esta evaluación.
Si los estudiantes más rezagados tienen, cuando menos, un nivel “básico”, ninguno cae en la categoría de insuficiente. Sería hora de echar las campanas al vuelo para celebrar la eliminación de los rezagos comprobados antes de la pandemia y, más aún, la inexistencia de los temidos efectos de la emergencia sanitaria.
Mejor todavía es la noticia de esa mitad de alumnos con dominio intermedio o superior. Se distancian significativamente del nivel básico alcanzado por la otra mitad y representan un sólido punto de partida para soñar con nuevas conquistas en la lucha por la excelencia.
En primaria, los resultados divulgados por el MEP ubican al 39,04 % de los alumnos en el nivel básico, al 37,89 % en el intermedio y al 23,07 % en el avanzado, pero nada permite adivinar si básico en lectura implica, por ejemplo, habilidades como: 1) la capacidad de hacer inferencias a partir de ideas específicas o secundarias, 2) integrar ideas implícitas presentes en diferentes partes del texto, 3) establecer relaciones entre información verbal y visual, 4) comparar dos textos atendiendo su propósito y contenido, o 5) interpretar figuras literarias y expresiones del lenguaje figurado.
Estas habilidades son las que evaluó un estudio de la Unesco en el 2019, antes de la pandemia. Al estudiar tales desempeños, la investigación encontró que el 46 % de los niños costarricenses no alcanzaban desempeños de aprendizaje mínimos aceptables en lectura al final de la primaria. Con los resultados del MEP, no sabemos si los alumnos con nivel básico tienen un dominio suficiente de las habilidades enumeradas por la Unesco, pues no contamos con información al respecto.
¿Significa el nivel básico en matemáticas capacidad para resolver problemas que requieren interpretar información en diversos formatos, incluidos tablas y gráficos? ¿Pueden recurrir a dos o más operaciones aritméticas, estimar áreas y perímetros, calcular adiciones y sustracciones de fracciones, identificar relaciones de perpendicularidad y paralelismo en un plano? ¿A qué grado de dificultad en cada caso? Con esas preguntas como guía para evaluar el desempeño de aprendizajes mínimos aceptables en matemáticas, el estudio de la Unesco concluyó que el 79 % de los alumnos no lo lograba. En el caso de las ciencias naturales, lo mismo ocurrió con el 61 %.
En suma, las categorías “básico, intermedio y avanzado” dicen muy poco sin una definición precisa de su significado y sin datos de desempeño en contenidos y habilidades específicos. Si “básico” significara un desempeño insuficiente e “intermedio” fuera elemental, los resultados tendrían otras implicaciones. Si el Ministerio derivara tales categorías de una descripción detallada de sus implicaciones, permitiría identificar fortalezas y debilidades con precisión, así como establecer los niveles de desempeño con mayor claridad.
Las definiciones de niveles de desempeño no fueron aclaradas por el Ministerio y las pruebas, insisten las autoridades, no tienen la intención de establecer aprobados ni reprobados. Pero si su carácter es diagnóstico, cabe preguntar qué valoración de los niveles y características de los aprendizajes permiten resultados que no explican su significado.
Por la manera en que se informó de ellos, esa indefinición se extiende al propio Ministerio, aunque los jerarcas se muestren sorprendidos porque sus expectativas fueron superadas. Sin embargo, con la información ofrecida no es posible comprender qué significa “básico, intermedio y avanzado”, y así no se puede dar retroalimentación sobre el desempeño ni a estudiantes ni a profesores ni al sistema educativo como un todo.