El Proyecto de Abastecimiento de Agua para la Cuenca Media del río Tempisque y Comunidades Costeras (Paacume) ha transitado por doce años de discusión y objeciones mientras la escasez de agua en Guanacaste se agrava. La iniciativa no resolvería todos los problemas, pero ofrecería agua potable a más de medio millón de habitantes de Carrillo, Santa Cruz y Nicoya.
Paacume también permitiría irrigar unas 18.640 hectáreas durante todo el año y abriría la posibilidad de desarrollar proyectos turísticos en más de 1.200 hectáreas, con fuerte impulso al empleo en una región ya experimentada, con éxito, en el manejo de esa industria. Además, ayudaría a sustituir el uso de agua subterránea para dar descanso a los acuíferos costeros y dejarlos recuperarse. Por último, el embalse generaría electricidad limpia para abastecer unas 10.000 viviendas.
La iniciativa prevé sus beneficios a 50 años y ya está financiada. El expresidente Carlos Alvarado dejó firmado el contrato de préstamo por $425 millones con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para construir el sistema capaz de proveer 20.000 litros por segundo de agua superficial para diversos usos, incluso en época de sequía.
El plan beneficiará a 746 productores agropecuarios, pero a otros les causará la expropiación de sus tierras para construir el embalse en el río Piedras, y ese es el primer foco de resistencia. La Sala IV debió pronunciarse sobre la constitucionalidad de la ley aprobada para crear el reservorio de 900 hectáreas sin afectar la extensión del área protegida en la zona.
La idea es ampliar, mediante las expropiaciones, los límites de la Reserva Biológica Lomas de Barbudal, en Bagaces, para compensar las 113 hectáreas de área protegida requeridas por el embalse. En el debate sobre las implicaciones ambientales del proyecto también participó la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (Fecon), con otra acción de inconstitucionalidad.
El proyecto superó los dos cuestionamientos y, con el financiamiento resuelto, tiene el camino despejado para contribuir a la solución del reto más serio y apremiante de Guanacaste. Por eso, es oportuno el llamado a ejecutar las obras de los legisladores de la provincia y de por lo menos tres partidos. El Paacume es el más fundamental proyecto de adaptación climática en una zona muy castigada por las variaciones de los últimos años. El país más bien debe acostumbrarse a promover iniciativas de esta naturaleza, ojalá con previsión de necesidades futuras.
Centroamérica está entre las regiones con mayor riesgo de sufrir los efectos del cambio climático, que ya son visibles a lo largo y ancho del Istmo. El Corredor Seco centroamericano, franja árida paralela a la costa del Pacífico, desde Guatemala hasta el oeste de Costa Rica y partes de Panamá, es, precisamente, una de las mayores inquietudes de científicos y planificadores.
La vulnerabilidad de esa franja es más obvia en regiones como el departamento de Usulután, en El Salvador, y en Guanacaste, donde las sequías de los últimos años han sido inclementes. Desafortunadamente, todo hace prever un calentamiento global progresivo mientras la humanidad consigue ponerse de acuerdo para frenarlo, si algún día sucede.
En cualquier caso, nada nos salvará de emprender acciones de mitigación y adaptación, no solo en Guanacaste, sino también en otras partes del país. Sería un muy buen paso comenzar por la urgente tarea de mejorar el aprovechamiento del agua en esa provincia. Al mismo tiempo, es necesario considerar otras soluciones, como las plantas de desalinización utilizadas en muchos países. El futuro exige anticiparse y pensar en grande.