Rodrigo Chaves llegó con varios días de tardanza a las zonas afectadas por las torrenciales lluvias de los últimos días y, cuando lo hizo, quedó claro su interés en aprovechar el dolor de los damnificados para adelantar su agenda política. Se puso a repartir bolsas de comida frente a las cámaras del gobierno a la más rancia usanza de la política clientelista y, como si no bastara con eso, protagonizó actos de indescriptible insensibilidad frente a los damnificados.
Con una bolsa de alimentos en los brazos, se plantó ante un hombre deseoso de recibir la ayuda y le preguntó si le gustaría verlo tirar la comida al río. Inmediatamente, recibió la respuesta esperada: “¡Por nada en la vida!”. La burla tenía el propósito de montar el escenario para una burda mentira: “Es un pecado”, dijo Chaves, y de inmediato añadió: “¿Usted sabe que hay diputados de la República de Costa Rica hoy diciendo ‘no le dé a la gente de Coto estas cosas'? Porque, diay… imagínese el tipo de ocurrencias".
No cabe duda. Es un pecado utilizar el sufrimiento y las necesidades de la gente para hacerse pasar por su salvador frente a adversarios políticos empeñados en evitar la entrega de alimentos por razones que ni siquiera la imaginación de Chaves logró inventar en el momento. “Imagínese el tipo de ocurrencias”, atinó a decir por falta de un motivo plausible para el acto absurdo e inhumano atribuido a los legisladores.
La falsedad fue obvia desde el primer instante por el sinsentido extremo de la acusación. Inmediatamente, nuestros periodistas pidieron a la Casa Presidencial identificar a los legisladores aludidos por el mandatario. A la fecha, no hay siquiera un acuse de recibo. También pedimos a los diputados de gobierno identificar a los culpables de la aberración. Como era de esperar, ninguno pudo dar un nombre.
La actuación de Chaves no necesitaba reiteración para ser repugnante, pero la tuvo. En casa de otros damnificados afirmó, antes de entregar los alimentos: “Esto es lo que mandaron de El Salvador —el pueblo salvadoreño—, y aquí nos están criticando mucho porque quieren que botemos esta comida, ¿usted qué haría? Usted se la deja, ¿verdad?”.
Nadie sugirió jamás desechar la comida. Habría sido un acto de crueldad contra los damnificados y también contra los salvadoreños, cuyo gobierno envió los alimentos a un país con un tercio menos de ciudadanos en la pobreza y mayor preparación frente a los desastres naturales. Según el Banco Mundial, mejorar “la resiliencia al cambio climático y otros posibles desastres naturales” es una tarea pendiente en El Salvador si hay intención de aumentar la productividad, atraer inversión extranjera directa (IED), diversificar la economía y reducir la pobreza y la desigualdad.
Pero la mentira era necesaria para cimentar una segunda falsedad. Según Chaves, los diputados se opusieron al ingreso de militares salvadoreños enviados en misión humanitaria. No habrían podido hacerlo porque el gobierno simple y sencillamente no preguntó, como lo exige la Constitución Política.
La provocación es obvia: el gobierno permite el ingreso de militares extranjeros sin consultar al Congreso de conformidad con el texto constitucional. Cuando los diputados piden explicaciones, los acusa de oponerse a la ayuda humanitaria y extiende la falsedad a la exigencia de botar la comida enviada con sacrificio de los empobrecidos salvadoreños. Para salvar el punto y sanear la lesión a la norma suprema, la Asamblea autorizó, por excepción, el ingreso y permanencia de los militares aunque ya se encontraban en suelo nacional.
Menos expedita fue la reacción del Ejecutivo ante las inundaciones. La situación comenzó a agravarse en la costa del Pacífico el 4 de noviembre, pero Chaves acudió a la zona con sus camarógrafos el día 13. Antes se dedicó a atender al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, y a agasajarlo en banquetes bien provistos de bebidas y alimentos. La Comisión Nacional de Emergencias declaró la alerta naranja en el Pacífico sur diez días antes de que el mandatario firmara un decreto para declarar emergencia nacional. Luego, los fotógrafos de la presidencia lo retrataron de cuerpo entero.