Un video distribuido por la Casa Presidencial, con la ministra de Comunicación, Patricia Navarro, a la cabeza de un grupo de funcionarios de diversas instituciones, intenta desmentir la publicación de este diario sobre las directrices dictadas por Jorge Rodríguez Vives, jefe de despacho de la Presidencia, a los directores de Comunicación de las instituciones públicas para limitar el flujo de información a la prensa, es decir, a la ciudadanía.
Quien elaboró el video pasó por alto que otros medios de comunicación no se conformarían con citar a este diario y harían sus propias indagaciones. El resultado es devastador para la versión oficial. Crhoy, Diario Extra, Noticias Monumental y Telenoticias confirmaron, por separado, la veracidad de lo informado.
Cada uno de esos medios conversó con directores de Comunicación de ministerios e instituciones descentralizadas presentes en la reunión celebrada en el auditorio de la Presidencia, a las 10:30 a. m. del martes, y confirmó lo dicho por las cuatro fuentes citadas en la publicación de La Nación.
Por otra parte, al menos algunas fuentes consultadas por los demás medios son distintas de las cuatro citadas inicialmente por este diario. Telenoticias lo dijo explícitamente y Crhoy más bien aportó nuevos datos sobre la forma de conducir las conferencias de prensa, con una sola pregunta por medio y sin derecho a repreguntar. Cuando La Nación llamó a una de sus cuatro fuentes para pedir reconfirmar la revelación de Crhoy, la ratificó sin titubeos y añadió: “Se me olvidó contarles”.
Hay, entonces, cuando menos, cinco medios y más de cinco testigos presenciales con idénticas versiones de lo sucedido. La realidad del primer par de semanas de gobierno también confirma el libreto propuesto a los directores de Comunicación de las instituciones públicas. En las conferencias de prensa se admite una pregunta por medio, sin repreguntas. Las conferencias terminan abruptamente y, luego, los funcionarios son inaccesibles.
Los sucesos del martes encajan perfectamente en el guion. La ministra de Comunicación, cuya principal responsabilidad es informar, no contestó durante todo el día llamadas telefónicas, mensajes de texto y correos electrónicos enviados para consultarle sobre lo dicho en la reunión, donde estuvo presente. La funcionaria prefirió, tarde en la noche, participar en la coreografía difundida por la Presidencia.
El ejercicio de comunicación unilateral excluye preguntas y repreguntas. No es una respuesta frontal, como aparenta, sino un escondite. El video, filmado en condiciones controladas por sus protagonistas, queda muy lejos de la verdadera rendición de cuentas, tanto como las conferencias de prensa diseñadas para limitar los cuestionamientos.
En la coreografía, la ministra se acompaña de media docena de funcionarios de prensa y del jefe de despacho de la Presidencia, protagonista de la reunión de la mañana. Con miradas esquivas y un lenguaje corporal que transparenta inquietud, toman turnos para negar la información constatada de manera independiente por los cinco medios de comunicación y concluyen, al unísono, con el coro “no entendemos”.
Urge que entiendan. Las directrices descritas por uno de los asistentes como una “combinación de autoritarismo y populismo” son inaceptables para funcionarios comprometidos con su papel en el Estado democrático. En consecuencia, cumplirán su obligación de denunciarlas a la opinión pública. Ningún gobierno debe esperar obediencia ciega ni “disciplina absoluta”, para emplear las palabras del jefe del despacho presidencial. Esa actitud vigilante y alineada con los mejores valores de nuestra nacionalidad debemos agradecerla siempre.