La sociedad está entrenada para arrebatar los derechos a las mujeres de múltiples maneras desde la cuna, de formas tan sutiles como alegrarse por el nacimiento cuando el primer hijo es varón y no mujer, o sentenciar a las mujeres a ser las futuras cuidadoras cuando los padres alcancen la vejez, o a hacerse cargo de los enfermos de la familia. Crece el número de mujeres cuya existencia transcurre sin haber disfrutado un solo día del aire fresco de sus derechos.
El Día Internacional de las Mujeres es, por ende, una conmemoración mundial tanto de los logros de las mujeres como un llamamiento a la acción para abordar los problemas a los que se enfrentan las mujeres en el mundo, y contra la discriminación de que son víctimas en diversos aspectos de la vida, tales como la educación, el empleo, la política y el acceso a la salud. La violencia contra las mujeres sigue siendo un grave problema, por cuanto las leyes son insuficientes cuando el país carece de mecanismos para propiciar ambientes seguros, redimido de creyentes en ser poseedores de patentes para incluso acabar con las vidas femeninas.
Si bien cada vez las mujeres ocupan más puestos de liderazgo en la política y las empresas, y cada día hay más conciencia de la importancia de que estén representadas en los puestos decisorios, en la práctica se levantan obstáculos para hacerles el camino mucho más difícil. Porque se les obliga a demostrar su valía, contrario a los hombres, a quienes usualmente les basta con ser hombres para eximirse de defender sus credenciales.
La igualdad entre hombres y mujeres es, por consiguiente, un imperativo. Esto significa abordar cuestiones como las diferencias salariales, garantizarles el acceso a la educación y sistemas de salud de calidad, y poner fin a la violencia machista. Es responsabilidad de la sociedad trabajar en conjunto para que se valore a las mujeres. Esto incluye a los hombres, quienes deben ser conscientes y renunciar a sus privilegios para conseguir demoler las estructuras y actitudes patriarcales.
El 8 de marzo es solamente una pausa para reflexionar sobre los desafíos diarios impuestos por una sociedad desigual, un recordatorio de la necesidad de reconocer los derechos negados por las más variadas causas a la mitad de la población mundial. Según el Informe sobre la brecha global de género 2022 del Foro Económico Mundial, al ritmo actual, se necesitarán 132 años para alcanzar la paridad total. Antes de la pandemia, se calculaba en 100 años, prueba inequívoca de que relegar a las mujeres las expone a perjuicios mayores cuando sobrevienen las crisis. Ejemplo de ello se encuentra también en el reporte del Estado de la Nación del año pasado. Las tasas de ocupación, desempleo y de no participación laboral resultaron fuertemente afectadas para ambos sexos debido a la emergencia global producida por la covid-19, pero la recuperación en el caso de las mujeres es más lenta.
En el ámbito educativo, si bien las mujeres aventajan a los hombres en cuanto a títulos profesionales, la tasa de desempleo es más elevada con respecto a sus pares masculinos y persisten diferencias significativas en las carreras STEM (ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas, por sus siglas en inglés), de mayor demanda y mejores salarios.
Numerosos estudios documentan que las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de ascender a altos cargos ejecutivos, incluso cuando poseen currículos y experiencia similares. Los prejuicios sexistas en los procesos de selección y contratación son frecuentes y las mujeres son una rara avis en puestos directivos. Además, la discriminación en el lugar de trabajo es un obstáculo de consideración para la promoción profesional de las mujeres, y estas suelen quedar excluidas de las redes informales y las reuniones sociales que suelen dar lugar a oportunidades profesionales.
El 8 de marzo sirve para tener presente la responsabilidad personal en la creación de un mundo igualitario, donde las mujeres gocen de las mismas oportunidades y derechos que los hombres, en espera de contar esta lucha como historia pasada mucho antes de los 132 años estimados por el Foro Económico Mundial y otros organismos internacionales.