El candidato del Partido Liberación Nacional fijó posición frente al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero la aspirante socialcristiana no aparece. Poco ha dicho Lineth Saborío sobre los problemas del país, salvo casos donde se puede expresar con la seguridad ofrecida por las generalidades. En concreto, sobre el acuerdo con el FMI, es difícil precisar su posición.
Ante completa ausencia de la candidata presidencial, su compañero de fórmula Franco Arturo Pacheco aseguró el apoyo al acuerdo negociado e, inmediatamente, dijo estar en contra de la creación de nuevos impuestos. Para acreditarlo, defendió hasta la exoneración del salario escolar pagado a los funcionarios públicos. Para el candidato a vicepresidente, no hay distinción entre la eliminación de un privilegio y la creación de un impuesto.
Para hacerse perdonar el apoyo a la Ley de Empleo Público, Pacheco insistió en la necesidad de enviarla a la Sala IV a consulta. Eso no depende de su voluntad y va a ocurrir, aunque le parezca mal. La ley volverá a la Sala y, probablemente, de ahí saldrá lista para segundo debate. No hay por qué encarar la discusión con tibieza. La reforma es necesaria y constituye la principal medida de contención del gasto del acuerdo con el Fondo. Hubo una época en que la Unidad Social Cristiana tuvo el valor de apoyar iniciativas semejantes. Si llega al gobierno, tendrá la obligación de hacerlo y sus economistas lo saben.
Cuando habla de impuestos, Pacheco inmediatamente anuncia la necesidad de “mitigar sus efectos” y revisar uno por uno. Supone el candidato socialcristiano la existencia de un plazo indefinido y ni siquiera explica en qué medida la mitigación de los tributos moderará también sus rendimientos hasta tornarlos inaceptables para el esfuerzo de estabilización de las finanzas públicas. Cualquiera de los dos motivos —la aprobación tardía de las leyes incorporadas al convenio o la disminución de sus rendimientos a un punto inaceptable—, podría dar al traste con el acuerdo.
Ya la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló las consecuencias de un escenario como ese. El bloqueo a las medidas fiscales tendría repercusiones negativas en los mercados financieros, las tasas de interés y el tipo de cambio. Las declaraciones de Pacheco reflejan entendimiento de esas consecuencias y, a fin de cuentas, la intención de evitarlas, pero siempre guardando las apariencias.
El país merece más sinceridad de quienes aspiran a gobernarlo. Ninguno ignora que la Ley de Empleo Público, por sí sola, no satisface lo convenido con el FMI. Impuestos cero no es una posición realista. El peligro de las poses es la posibilidad de llegar demasiado cerca al despeñadero esperando que otros eviten la caída.
Por eso, la candidata socialcristiana le debe al país una explicación personal y concreta. Si en consonancia con las declaraciones de su compañero de fórmula estima necesario sacar el convenio con el Fondo Monetario adelante, debe reiterarlo, en especial para llamar la atención de los diputados de su partido y constatar cuáles están dispuestos a seguir su liderazgo.
El silencio para no arriesgar votos es inaceptable. La democracia funciona sobre la base de la información. Mantener a los votantes en la ignorancia para obtener su favor a ciegas es un recurso engañoso, incapaz de forjar una base política y social desde donde gobernar. Por nuestro lado, como miembros de la prensa, faltaríamos a las obligaciones impuestas por nuestra profesión si no insistiéramos en procurar las respuestas.