Más de la mitad de las escuelas y colegios carecen de profesores de Informática, admite el Ministerio de Educación Pública (MEP). Si a eso se suma la subutilización de los equipos distribuidos entre los centros educativos, según la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel), las deficiencias de la educación informática saltan a la vista.
Más de 40.000 computadoras y tabletas de las 86.812 adquiridas para el sistema educativo no han sido conectadas a internet en este año, encontró la Sutel mediante un análisis facilitado por el software instalado en los equipos. Según el MEP, la falta de conexión a internet no implica subutilización de las máquinas, porque cuentan con aplicaciones cuyo uso no exige la conexión. Al mismo tiempo, admite que hay equipos “resguardados en bodegas”, pero no ahonda en el asunto porque está judicializado como parte de la disputa con la Fundación Omar Dengo.
Además de no acceder a internet, una función básica de la experiencia digital, los niños y jóvenes reciben orientación sobre el uso de los equipos no embodegados —sean cuantos sean— de docentes sin especialización en la materia. De 4.660 centros de enseñanza, solo 1.975 tienen maestro de Informática y otros 2.477 tienen un “acercamiento” mediante sus profesores de materias básicas.
Desde la ruptura con la Fundación Omar Dengo, el Ministerio asumió la rectoría de la enseñanza informática. La asignatura impartida se denomina Formación Tecnológica y consiste en dos lecciones por semana en los 1.975 centros educativos donde hay docentes. Para distinguirlos de los planteles sin docente, se les coloca en la “dimensión 1″, un eufemismo tan llamativo como el “acercamiento” a la informática a cargo de los profesores de las asignaturas básicas. Estos últimos existen en la segunda dimensión, donde los alumnos no reciben formalmente lecciones de apropiación tecnológica y digital, y programación y algoritmos. El programa de los más afortunados se completa con ciencia de datos e inteligencia artificial, y computación física y robótica.
La directora de una escuela limonense de la segunda dimensión dijo desconocer el término. Sabe, sin embargo, de las 26 computadoras fuera de servicio en el centro educativo y la lentitud de las 11 restantes, así como de la intermitencia del servicio de internet. Se le ha solicitado fomentar el uso de la tecnología, pero desde la cancelación del convenio con la Fundación, el arreglo de las averías es mucho menos expedito. Además, algunas maestras atienden a dos o tres grupos a la vez.
“Más que comprar computadoras, hay que invertir en mejores profesores”, aconsejó la académica sueca Inger Enkvist, especialista en educación, durante su visita al país. Por lo visto, el consejo fue malinterpretado. Tenemos computadoras, pero están almacenadas, averiadas y desconectadas de internet. Por otro lado, tenemos menos de la mitad de los docentes necesarios para enseñar informática.
La meta del MEP es dotar a todos los estudiantes de instituciones públicas de un profesor de Informática en el 2028, pero reconoce las dificultades planteadas por la restricción de plazas. La explicación invita a preguntar si es en este ámbito donde mejores resultados ofrece la economía de contrataciones. En los tres o cuatro años restantes para cumplir la meta, si el optimismo permite visualizar ese cumplimiento, los jóvenes que hoy cursan segundo año ya se habrán graduado y los de primero lograrán, si acaso, un año de educación informática impartida por un docente especializado.
La brecha no puede ser disimulada con eufemismos. La segunda dimensión significa, cuando mucho, una formación deficiente a cargo de maestros y profesores cuya abnegación difícilmente logrará sustituir el conocimiento específico requerido para dotar a los jóvenes de las habilidades exigidas por los tiempos.
Quizá por eso el MEP se ha mostrado tan reacio a entregar datos sobre el tema y fue necesario acudir a la Sala Constitucional para que ordenara a la Dirección de Recursos Tecnológicos (DRT) brindar información sobre la implementación del nuevo Programa Nacional de Formación Tecnológica (PNFT).