El Festival de la Luz del 2024 no ofrecerá el espectáculo pirotécnico acostumbrado desde las primeras ediciones del ya tradicional desfile de fin de año. La Municipalidad de San José tomó el acuerdo para promover la reflexión sobre el riesgo de los fuegos artificiales para la salud y la seguridad. Es una medida audaz y seguramente atraerá crítica, pero cada vez es más difícil justificar los peligros de la pólvora.
Hay formas de sustituir los fuegos artificiales para celebrar sin el escándalo, el riesgo y la contaminación. Otras municipalidades, como la de Curridabat, se adelantaron a proponer el empleo de artificios tecnológicos como los láseres y drones, aptos para iluminar el cielo sin contaminación ni riesgo. “Más luces en el cielo, más espíritu navideño" es el lema de la Municipalidad de Curridabat.
Las disposiciones no son fruto del capricho. El efecto nocivo del estruendo sobre personas con trastorno del espectro autista, mujeres embarazadas, infantes, adultos mayores y enfermos del corazón, entre otros, está bien acreditado. También sufren los animales, sean domésticos o silvestres, como los que han comenzado a repoblar La Sabana.
El regidor Brandon Guadamuz expresó la lógica de la decisión con sencillez incontrovertible: “Sería egoísta priorizar el entretenimiento obtenido de algunos segundos de ver la pólvora sobre el bienestar de nuestros seres queridos, el de las mascotas y el de los animales silvestres". Tiene toda la razón, especialmente cuando existen otras formas de proporcionar diversión.
El Concejo Municipal declaró a San José cantón libre de pólvora, pero la decisión de eliminar la pirotecnia del Festival de la Luz fue tomada previamente por la administración para privilegiar espectáculos que resalten la belleza y creatividad sin perturbar la tranquilidad de la ciudad, dice un comunicado del gobierno local.
La “política de declaratoria de San José como cantón libre del uso de pólvora y pirotecnia sonora y lineamientos técnicos para su implementación prohíbe la venta y uso de fuegos artificiales en las vías públicas de la capital, así como en aceras, parques, plazas, jardines y todo tipo de patrimonio inmobiliario sobre el cual la Municipalidad y sus dependencias ejerzan dominio, derecho de propiedad, administración o jurisdicción”.
La prohibición se extiende a la Municipalidad misma y a todas sus dependencias, así como a los espectáculos necesitados de permisos municipales. Solo se permitirá el uso de luces, drones y artefactos similares con menos de 85 decibeles de ruido. Los propios miembros del Concejo aceptan la dificultad de aplicar la medida y señalan excepciones como el Estadio Nacional, en cuyo manejo no tienen injerencia, pero los buenos ejemplos importan, y cuantos más gobiernos locales adopten la práctica, común en ciudades de todo el mundo, más difícil será mantener las excepciones.
A esos esfuerzos pronto podría sumarse el proyecto de ley dictaminado afirmativamente por la Comisión Permanente Especial de Ambiente para restringir el uso de pólvora sonora en todo el país. La reforma de la Ley de Armas y Explosivos está en espera del primer debate en el plenario. La aprobación de la norma complementaría las valientes decisiones de los gobiernos locales y ayudaría a reducir las excepciones.
La pólvora ha estado asociada a los festejos durante demasiado tiempo. En algunas de sus presentaciones, ha perdido terreno debido a los accidentes que conmocionan las salas de emergencia de clínicas y hospitales, pero los grandes despliegues pirotécnicos, con todos sus inconvenientes, no han corrido la misma suerte y, en algunos lugares, pueden haber aumentado. Es necesario celebrar cada avance de las regulaciones y el valor de los funcionarios dispuestos a exponerse a la crítica por hacer lo correcto.